viernes, 18 de septiembre de 2009

Peligros de los alimentos genéticamente diseñados. Por Sylvia Ubal

Los alimentos artificialmente diseñados que contienen genes derivados de cerdos, peces, insectos, virus y bacterias están apareciendo en los estantes de los supermercados, comenzando con tomates, maíz, soja, productos lácteos, levadura y aceites, extendiéndose luego para reemplazar a centenares de variedades tradicionales de frutos y vegetales. Los gobiernos permiten su venta sin advertir al público, aunque muchos científicos genéticos afirman que estos alimentos dañarán permanentemente la salud.

Los hechos científicos han demostrado que es necesaria una inmediata prohibición de los transgénicos (Organismo Modificado Genéticamente OMG) en todo el mundo. Los alimentos artificialmente modificados que contienen genes derivados de cerdos, peces, insectos, virus y bacterias están apareciendo en los estantes de los supermercados, comenzando con tomates, maíz, soja, productos lácteos, levadura y aceites, extendiéndose luego para reemplazar a centenares de variedades tradicionales de frutos y vegetales. Los gobiernos permiten su venta sin advertir al público, aunque muchos científicos genéticos afirman que estos alimentos dañarán permanentemente la salud.

También es claro que sin la intervención directa del hombre, los procesos naturales seguirían un curso mucho más lento y, precisamente, ante crecientes catástrofes naturales en ambos hemisferios, surge la pregunta acerca de la responsabilidad del homo sapiens. No sólo los suelos que tardaron millones de años en gestarse fueron a veces destruidos en menos de una década, sino también los avances de 12 mil años de ciencias agropecuarias están en peligro por los transgénicos. La creciente vulnerabilidad, los riesgos en los ecosistemas y el ser humano, el surgimiento de nuevas enfermedades y el aumento de los desastres naturales en número e intensidad, obligan a una reflexión sistemática, que rebasa la meta de este artículo.

En resumen, los potenciales riesgos de los OGM y algunos efectos negativos comprobados, obligan a la humanidad entera, las naciones soberanas y las organizaciones ciudadanas, a defender sus intereses genuinos: su derecho a la vida, a un entorno sano, a un futuro sin miedo y al patrimonio mundial cultural, ambiental y genético. Sólo una legislación afincada en los principios antes mencionados, permitirá a los jóvenes enfrentar al mundo con menos angustias y con una seguridad humana que garantice bienestar a todos, sin distinción y sin privilegios. En las manos de cada uno de nosotros está la responsabilidad ética de colaborar en este futuro deseable.

La hipocresía de Monsanto


La etiqueta de Roundup (glifosato)advierte que: "es una violación de la ley federal utilizar este producto en alguna forma que sea inconsistente con su etiquetado. No utilice este producto de manera que pueda entrar en contacto con trabajadores u otras personas, ni directamente ni por deriva. Sólo operadores protegidos deben permanecer en el área durante la aplicación".

Los pequeños aviones y los helicópteros pulverizadores que dispersan los herbicidas químicos en Colombia, a menudo vuelan demasiado alto para poder apuntar con exactitud a las cosechas, están sometidos a los frecuentes vientos de costado que caracterizan la ecología de la selva tropical. Esos vientos pueden fácilmente aventar o "derivar" el herbicida a zonas no seleccionadas como objetivo, produciendo la destrucción de otros cultivos, de bosques tropicales o de masas de agua.

En abril de 2009 un trabajo reciente del ingeniero agrónomo argentino, genetista e historiador, director del Instituto de Formación de la CMP, Alberto Lapolla relacionó la epidemia de dengue y la aparición de fiebre amarilla con el incremento de los cultivos de soja transgénica en el país llevada a cabo por Monsanto, que lo denominó “sojización”.

Encontramos que la producción industrial de leche en Estados Unidos y México utiliza una hormona transgénica de crecimiento bovino llamada rBGH, propiedad de Monsanto (Somato-Tropina Bovina) con consecuencias fatales para quienes consumen esos lácteos. La hormona transgénica provoca que suba en la leche el nivel de otra hormona llamada en inglés IGF-1 (factor de crecimiento insulínico tipo 1). Estudios recientes muestran que los niveles anormalmente altos de esta segunda hormona (IGF-1) se asocian con el surgimiento de cáncer de seno, próstata y colon

Los árboles y la semilla Terminator de Monsanto


Árboles estériles genéticamente modificados (GM)no pueden contener transgenes, sin embargo, ellos han generado preocupación por su amenaza a la salud y la biodiversidad.

Los árboles transgénicos han sido investigados extensivamente en parcelas bien extensas con muy poca precaución sobre la diseminación de transgenes. Los estudios sobre la dispersión de polen y semillas desde los árboles han demostrado que el flujo de genes puede ser medido en kilómetros. Queda claro que los transgenes de los árboles GM no pueden ser detenidos una vez que han sido introducidos al medio ambiente. Por esa razón, se han dedicados esfuerzos enormes en desarrollar las modificaciones genéticas necesarias –comúnmente referidas como técnicas Terminator– para prevenir la floración o la producción de polen.

Los árboles que no florecen ni fructifican no proveerán de alimento a una multitud de insectos, aves y mamíferos que se alimentan del polen, néctar, semillas y frutos, lo que inevitablemente traerá enormes impactos sobre la biodiversidad.

Las toxinas de eliminación utilizadas para crear árboles estériles son en si mismas un peligro adicional. La ribonucleasa barnasa resultó ser tóxica para los riñones de las ratas. La barnasa resultó citotóxica en líneas celulares de ratones y seres humanos.

Monsanto es dueña también de la tecnología genética de la llamada Semilla Terminator, semilla estéril. También cuenta entre sus bienes con la hormona de crecimiento para “mejorar” la producción de leche y carne de bovinos, entre otros.

Las vacas que reciben esta inyección tienen un aumento significativo en la frecuencia de 16 enfermedades, incluidas mastitis y problemas de gestación. Las vacas sufren muchísimo y, además, la leche contiene restos de antibióticos, pus y sangre, por las continuas enfermedades y tratamientos a que son sometidas. Pese a que el uso de esta hormona artificial está prohibido en Europa, Canadá, Japón, Nueva Zelanda y Australia, se aprobó su uso comercial en México, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y otros ocho países de otros continentes, basados en estudios que la propia Monsanto que proporcionó a las agencias reguladoras de EEUU.

En el ámbito biológico Científicos de la Michigan State University han comprobado que plantas resistentes a ciertos virus, pueden mutarse, a veces de manera violenta, provocando plagas desconocidas. Investigadores de Oregón documentaron que (OGM), por ejemplo la Klebsiella planticola, mata a los nutrientes esenciales del suelo que facilita la fijación biológica del nitrógeno del aire, como es el caso de la bacteria Rhizobium melitoli.

Existen laboratorios que han investigado que Organismos Genéticamente Modificados (OGM) programados para producir su propio pesticida o resistencia a determinados herbicidas, provocaron resistencia en malas hierbas, lo que obligaría en un futuro a emplear pesticidas cada vez más poderosos. En ambos casos pueden surgir "superplagas" o "superinsectos", difíciles de ser controlados con los pesticidas existentes, pero, sobre todo, muy violentos para el medio natural.

La Universidad de Cornell encontró y confirmó que el trigo manipulado con Bt 176 envenenó en pruebas de laboratorio a la mariposa Monarca en su estado larvario. Existe además un potencial peligro de crear insectos resistentes a agroquímicos que pudieran destruir el entorno natural y, por ende, también afectar la biodiversidad de la fauna silvestre y la cadena trófica. Se prohibió el cultivo de las semillas modificadas con el Bt 176; por poner en riesgo a muchas especies de insectos protegidas. Insectos fundamentales para la polinización de plantas. Se descubrió una posible relación entre el consumo por humanos del Bt176 y la resistencia a determinados antibióticos, perdiendo estos su eficacia.

La Universidad de Nebraska comprobó que la soja, genéticamente manipulada con la nuez de Brasil, aumentó las alergias en distintos alimentos. Este padecimiento se detectó en un 8% de los niños de los Estados Unidos. Se manifiesta, desde síntomas leves, hasta la muerte súbita.

El 22 de mayo de 2005 el periódico inglés The Independent reportó la existencia de un informe secreto de la compañía de biotecnología Monsanto sobre su maíz transgénico Mon 863. Según el informe, de 1,139 páginas, ratas alimentadas con este maíz por trece semanas tuvieron conteos anormalmente altos de células blancas y linfocitos en la sangre, los cuales aumentan en casos de cáncer, envenenamiento o infección; bajos números de reticulocitos (indicio de anemia); pérdida de peso en los riñones (lo cual indica problemas con la presión arterial); necrosis del hígado; niveles elevados de azúcar en la sangre (posiblemente diabetes); y otros síntomas adversos.

Lamentablemente se le esta dando el control de la alimentación mundial a unas pocas empresas multinacionales, quienes son dictadores de la alimentación, y lejos de constituir un medio para luchar contra el hambre, aumentan los problemas alimentarios. Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible.

La solución al hambre y la desnutrición pasa por el desarrollo de tecnologías sostenibles y justas, el acceso a los alimentos y el empleo de técnicas como la agricultura y la ganadería ecológicas. La industria de los transgénicos utiliza su poder comercial e influencia política para desviar los recursos financieros que requieren las verdaderas soluciones.

Defendemos la aplicación del principio de precaución y nos oponemos por lo tanto a cualquier liberación de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) al medio ambiente.

Farmacéuticos

Los productos farmacéuticos de Monsanto también tienen su historia inquietante para la salud del ser humano. El producto estrella de la compañía farmacéutica Searle, subsidiaria de Monsanto, es el edulcorante artificial "aspartame" (aspartamo), vendido bajo los nombres comerciales de Nutrasweet y Equal. En 1981, cuatro años antes de que Monsanto compra Searle, un comité consultivo de la FDA (Food and Drug Administration) compuesto por científicos independientes, confirmó informes que afirmaban que el aspartame podría inducir tumores cerebrales.

A pesar del gran potencial que tiene la biología molecular para entender la naturaleza y desarrollar la investigación médica, esto no puede ser utilizado como justificación para convertir el medio ambiente en un gigantesco experimento con intereses comerciales.

En vez de tecnologías ideadas para el enriquecimiento continuo de unos pocos, podemos basar nuestra tecnología en la esperanza de una mayor armonía entre nuestras comunidades humanas y el mundo material. Nuestra salud, nuestros alimentos y el futuro de la vida en la Tierra están realmente en juego.


Fuente: Ecoportal.net
Autor: Sylvia Ubal. Escritora, ambientalista y ecologista venezolana. Actualmente escribe para Barómetro Internacional.com

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lunes, 14 de septiembre de 2009

Un debate actual sobre un ritual antiguo: EE UU estudia aplicar la circuncisión a los recién nacidos para luchar contra el sida. Por Mario Diament

Estudios clínicos demuestran que en los países africanos golpeados por el sida, los hombres que se operaron redujeron a la mitad el riesgo de infección.
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos están estudiando la posibilidad de promover la circuncisión a todos los recién nacidos en los hospitales del país para luchar contra la propagación del virus del VIH, que provoca el sida. La recomendación del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) se espera que llegue a final de año e incluiría también la posibilidad de circuncidar a los adultos heterosexuales cuyas prácticas sexuales sean consideradas de alto riesgo. Así lo asegura hoy el New York Times, que reconoce que la propuesta ya ha levantado polémica porque, entre otras cosas, los expertos dicen que no tendría un gran impacto en Estados Unidos entre los homosexuales, el principal grupo de riesgo.

El diario menciona recientes estudios clínicos que demuestran que en los países africanos golpeados con crudeza por el sida, los hombres que se sometieron a la citada operación redujeron a la mitad el riesgo de infección. Según los resultados de esos estudios, que fueron realizados en Kenia, Suráfrica y Uganda, los hombres heterosexuales que fueron circuncidados tenían un 60% menos de posibilidades de acabar contrayendo el VIH.

Los que critican que se extienda a todos los recién nacidos la circuncisión cree que es una operación innecesaria y sin el consentimiento de los niños, y quienes apoyan la medida, como el doctor Peter Kilmarx, dicen que cualquier medida contra el sida debe ser tomada en cuenta seriamente. "Tenemos una significativa epidemia en este país, y debemos observar con detenimiento cualquier posible intervención que pudiera servir como herramienta para hacer frente a la epidemia", afirmá el doctor Kilmarx, del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades.

Pero lo cierto es que no hay pruebas que demuestren que la circuncisión protege a los homosexuales y, además, en Estados Unidos el 79% de los adultos ya están operados, aunque es una práctica que ha disminuido en los últimos años. Después de la Segunda Guerra mundial el 80% de los niños eran circuncidados, mientras que en 1999 el porcentaje había descendido hasta el 65%, según datos del CDC, que revelan que los negros e hispanos, grupos más afectados por el sida, son menos dados a operar a sus hijos. La Academia de Pediatría de Estados Unidos asegura que la circuncisión "no es esencial" para el futuro bienestar del niño, por lo que en muchos estados del país la operación no está cubierta por los servicios de salud públicos.*


Un debate actual sobre un ritual antiguo

Miami.- Nadie sabe con certeza qué extraña urgencia originó el rito de la circuncisión, ni por qué culturas apartadas y desconectadas unas de otras coincidieron en su empeño de mutilar este estimable órgano durante milenios.

Ya los sacerdotes egipcios en los tiempos de la dinastía V se dedicaban a rebanar cuidadosamente el prepucio de los varones jóvenes como lo ilustran bajorrelieves en la necrópolis de Saqqara, 2400 años antes de la era cristiana.

Algunos grupos aborígenes de Australia practicaban la circuncisión y colgaban la piel amputada sobre los árboles totémicos.

Para los judíos, la circuncisión representa el pacto de Dios con Abraham, según describe el Génesis en el capítulo 17, y no someterse a ella equivale a la excomunión.

Los musulmanes adoptaron esta práctica por la misma razón y, considerando que Ismael, hijo mayor de Abraham y de cuya estirpe deriva el pueblo árabe, también fue circuncidado. Aunque este rito no aparece mencionado en el Corán, forma parte de la tradición oral del profeta y es practicado ampliamente en el mundo islámico como una forma de marcar el pasaje de la infancia a la hombría.

En el cristianismo, y a pesar de que el propio Jesús fue circuncidado al octavo día, en concordancia con la ley mosaica, la práctica fue declarada innecesaria por el Primer Concilio de Jerusalén (50-60 d.C.) y, en particular, después de que el apóstol Pablo comenzó a predicar entre los gentiles y advirtió la resistencia de los potenciales conversos a someterse este tipo de sacrificio.

Sin embargo, la tradición sigue viva en algunas ramas ortodoxas del cristianismo, como las iglesias copta, etíope y eritrea.

Lo cierto es que, lejos de desaparecer con el avance de la civilización, la circuncisión se ha ido expandiendo y dejó atrás, en muchos casos, su origen ceremonial para convertirse en una remoción por motivos estrictamente profilácticos.

Esto fue particularmente cierto en el mundo anglosajón, donde desde fines del siglo XIX la circuncisión se incorporó como una práctica preventiva, aunque su difusión también correspondió a las nociones prevalecientes en la época victoriana, que presumían que desalentaba la masturbación y otros hábitos igualmente perversos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que casi un 30% de todos los varones del mundo están circuncidados; de ellos, el 70% son musulmanes. Pero en Estados Unidos, seguramente el país más empeñoso del planeta en esta forma de ablación genital, la circuncisión alcanza al 75% de los varones.

Las posturas a favor y en contra de esta práctica son igualmente fervorosas y abarcan desde razones médicas y psicológicas hasta cuestionamientos religiosos y legales. Quienes favorecen la circuncisión, como la organización Clearinghouse on Male Circumcision, que trabaja juntamente con la OMS y el programa de la ONU contra el sida (Unaids) enfatizan sus beneficios higiénicos y preventivos.

Quienes se oponen, como la Organización Nacional por la Información sobre Circuncisión, afirman que se trata de una práctica innecesaria y defienden el derecho de cada quien al frenillo como un órgano natural y protector.

Hay argumentos a favor y en contra de sus efectos erógenos y sobre el derecho de los padres a tomar una decisión sobre la integridad física de un bebe.

De ahí que los resultados de tres estudios realizados en Uganda, Kenya y Sudáfrica, divulgados la semana pasada por el Centro de Control de Enfermedades de Washington, que determinaron que la circuncisión reducía en hasta un 60% el riesgo de adquirir el virus del sida hayan agitado nuevamente las aguas de la controversia.

Sea cual fuere la postura que prevalezca en este debate, el misterio de la circuncisión seguirá acicateando la curiosidad humana. Los místicos judíos interpretaban el acto como el sello del pacto con Dios impreso en la carne. Muchos agnósticos, en cambio, se preguntan si no hubiera sido más sencillo estampar el sello en algún lugar menos susceptible.**


Fuente*: ElPais.com
Fuente**: LaNacion.com
Autor: Mario Diament. Periodista, dramaturgo, guionista, productor teatral y traductor literario. Fue secretario y jefe de Redacción de La Opinión, además de secretario de Información General del diario Clarín, director de la revista Expreso y, entre 1991 y 1993, del diario El Cronista. Actualmente, es columnistas del diario LA NACION. Master of Arts en la Universidad de Antioquia, de Ohio, vive en Miami, donde se desempeña como profesor en la Escuela de Periodismo y Medios de Comunicación de la Universidad Internacional de la Florida, y director del programa de maestrías del mismo establecimiento. Es, asimismo, columnista del diario El Nuevo Herald / Miami Herald
Fotografía: Clearinghouse on Male Circumcision for HIV Prevention

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