domingo, 14 de octubre de 2007

REDUCIR LA HIPERTENSION DESDE LA NIÑEZ, reducir la sal en la dieta infantil disminuiría la presión arterial en la edad adulta.

Una de las consecuencias más importantes del exceso de sal en la dieta es la hipertensión. También hay personas hipertensas no sensibles a la sal, y hasta quienes no desarrollan la enfermedad con un consumo excesivo de la misma. Pero la recomendación de reducir su consumo está bien justificada si se considera su participación en el equilibrio nutricional. Un estudio inglés asegura que si esta reducción se lleva a cabo desde la infancia es mucho mejor. En este caso sí que podría influir en la presión arterial, la cual inicia un patrón de posible aumento desde la niñez.


La presión arterial alta no es muy frecuente en niños, pero ésta podría seguir un patrón de posible aumento que se inicia desde la infancia, por lo que si se tratara desde edades tempranas se incidiría directamente en dicho patrón. Un estudio inglés ha intentado corroborar esta teoría. La investigación se ha basado en los datos obtenidos de la Encuesta nacional sobre dieta y nutrición para la población joven de Gran Bretaña (NDNS), llevada a cabo en 1997 y cuyos resultados comenzaron a analizarse a partir del año 2000. En la encuesta participaron 1658 niños y niñas ingleses entre 4 y 18 años.

La influencia de la sal en niños

Los autores han publicado los resultados del estudio en un número reciente de la revista Journal of Human Hypertension. Afirman que las conclusiones deberían obligar a la industria alimentaria a establecer medidas urgentes para reducir la sal en los productos. «La sal entre los jóvenes es innecesaria, pero ésta se agrega de forma oculta en los alimentos», escribe el director del estudio, Malcolm Law, epidemiólogo del Instituto de Medicina Preventiva de Wolfson (Londres).

Los investigadores comprobaron la influencia de la sal incluyendo una cantidad de 4,7 gramos por día en niños de 4 años, mientras que para los de 18 la cantidad aumentó a 6,8 g por día. Los resultados revelaron que por cada gramo adicional de sal había un aumento relacionado de 0,4 mm de mercurio (Hg) en la presión arterial. Si bien las diferencias entre niños con dietas más altas o más bajas en sal no son notables, llevar a cabo la reducción durante la niñez podría traducirse en beneficios significativos durante la vida adulta.

«Es un hallazgo importante que confirma que la sal estimula la presión arterial, lo que da más importancia a la campaña actual del Reino Unido para reducir su presencia en la dieta», asegura Law. De todas maneras, los autores son prudentes y, aunque afirman que los resultados son suficientemente representativos, también apuntan que no se puede dibujar una relación causa-efecto con los datos extraídos del estudio.

Campañas de reducción de sal.

En España, el 35% de la población padece hipertensión. No sólo la ingesta excesiva de sal es la responsable, ya que los niveles altos de presión sanguínea se asocian también a obesidad, sedentarismo y consumo de alcohol. Pero la correlación entre su exceso en la dieta y la presión arterial ha fomentado campañas para reducir la sal en los alimentos procesados, principales portadores de la misma muchas veces de forma oculta. Entre otras medidas, se establece que el consumo máximo diario de sal debería ser de 3 gramos para un niño de seis años y de 5 gramos para un niño de diez. En España, el consumo adulto supera los 10 gramos diarios.

En el Reino Unido, Irlanda y en Estados Unidos, cerca de un 80% de la sal proviene de alimentos procesados. Comprobar las etiquetas para poder elegir las opciones que la contengan en menos cantidad debería se uno de los primeros pasos. La acción de los padres, por lo tanto, se convierte en una de las primeras recomendaciones para reducir la sal en la alimentación de los hijos.

Educación alimentaria para el corazón.

La reducción de sal en la dieta infantil podría ser uno de los puntos de partida para incluir, de forma natural, cuestiones alimentarias en la educación de los niños. Un nuevo estudio de la Universidad de Turku (Finlandia) afirma que los estilos de vida saludables deberían motivarse durante los primeros años de vida, ya que podrían influir directamente en la disminución del riesgo de enfermedad coronaria en edad avanzada.

El estudio se ha publicado en la revista Journal of the American Heart Association. En los resultados destacan la reducción de la grasa saturada durante la infancia como plato fuerte para garantizar una buena salud cardiovascular en el futuro.

La investigación consistió en el seguimiento de unos 540 niños de 7 meses y sus familias a los cuales les modificaron la dieta. El grupo de control, de otros 522 niños y familias, recibió solamente consejo dietético básico. En la dieta modificada no se perseguía la reducción de las grasas, sino que se pretendía dar la vuelta a la tortilla y convertir en mayoritarias las grasas no saturadas, así como establecer el nivel de colesterol a menos de 200 mg diarios. Para ello, recomendaron consumir más aceites vegetales en lugar de grasas animales. Asimismo, se potenció el consumo de vegetales, frutas, bayas y productos integrales.

Según Harri Niinikoski, director del estudio y endocrinólogo pediátrico de la Universidad de Turku, esta intervención baja en grasas saturadas y en colesterol mostró tener un efecto favorable en la concentración tanto de grasas como de colesterol LDL durante los primeros 14 años de vida. Este efecto en la disminución de los lípidos se mantenía con la pre-pubertad y la adolescencia, momentos en los cuales los niños comen más veces fuera de casa.

Fuente: NÚRIA LLAVINA RUBIO para Consumer.es

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