Cuando el Dr. Harold G. Koenig comenzó a investigar los vínculos entre espiritualidad y salud a mediados de la década de 1980, al igual que otros en ese campo, trabajaba por su cuenta con muy poco apoyo. Recién en los últimos diez años, dice, estudios bien patrocinados han explorado la conexión entre la observancia religiosa y el bienestar físico.
Koenig, cofundador del Centro de Espiritualidad, Teología y Salud del Centro Médico de la Universidad Duke en Dirham, Carolina del Norte, Estados Unidos, es considerado por muchos como el principal investigador sobre el tema del mundo. El mes pasado animó y aconsejó a investigadores similares como el orador principal de la Asociación Australiana de Espiritualidad y Salud, en Adelaida. La conferencia fue mayormente patrocinada por entidades de la iglesia adventista.
Koenig, que es autor prolífico y experto, trabaja como profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento y profesor asociado de medicina en la Duke. Koenig lanza una advertencia: algunas personas, dice, se van a los extremos con los principios de salud; el primer mandamiento que ordena no tener otros dioses incluye también a la salud.
Hace poco, Koenig conversó con Adventist News Network sobre la creciente popularidad de vincular la espiritualidad y la salud, de cómo la ciencia puede medir la espiritualidad, y de por qué le agrada el mensaje adventista de salud. A continuación se publican fragmentos del diálogo:
Adventist News Network: Usted ha debatido con sus críticos en vivo en la televisión nacional. ¿Cuenta usted con partidarios?
Dr. Harold G. Koenig: "Cuando comencé a mediados de los años 80, no muchos me apoyaban, y tenía que defenderme todo el tiempo. Pero las personas que sufren y están enfermas y discapacitadas, ésas me apoyan. Son ellos los que cuentan la diferencia que hace en sus vidas la fe y de cómo están vivos gracias a ésta. Y cuando uno tiene pacientes que afirman eso, es difícil argumentar lo contrario desde un punto de vista intelectual".
ANN: En 2005, la Duke condujo un panel de discusión sobre espiritualidad y salud con los principales decanos de medicina, incluyendo los de las universidades de Harvard, John Hopkins y Stanford. Usted afirmó que esa discusión representó un progreso en el campo. ¿Existen algunos otros factores que indican que la relación entre espiritualidad y salud está ganando popularidad?
Koenig: "El número específico de estudios y artículos que están apareciendo en las publicaciones médicas, de enfermería y de salud pública. El Southern Medical Journal le dedica 25 páginas al tema de la religión, la espiritualidad y la medicina cada tres o cuatro meses. Es algo inaudito. Otras publicaciones están dedicando números enteros al tema. Otros lugares lo están discutiendo; está proviniendo de todo el país, de todo el mundo".
ANN: ¿Hay suficientes estudios que apoyan la conexión entre espiritualidad y salud?
Koenig: "Reconozco que de los muchos estudios (puede haber unos 2.000 en la actualidad), al menos 1.800 no están muy bien hechos. Pero si uno cuenta con 200 buenos estudios, bueno, se sabe que donde hay mucho humo, por lo general hay fuego. Si en otros campos de la medicina se tienen tantos estudios sobre un tema, éste pasa a ser parte normal de la disciplina.
ANN: ¿Puede la ciencia medir la espiritualidad?
Koenig: "Podemos medir las prácticas religiosas. Podemos preguntarle a las personas cuán a menudo van a la iglesia, sinagoga o mezquita, podemos preguntarles cuán a menudo oran, podemos preguntarles cuán a menudo leen sus escrituras sagradas, podemos evaluar su religiosidad intrínseca; es decir, hasta qué punto sus vidas y decisiones se basan en la fe. Podemos medir esas cosas, no de manera perfecta, pero podemos evaluarlas al menos en términos generales. Y por cierto podemos evaluar la salud mental, física y social. Es por eso que hay buenas razones para estudiar estas cosas".
ANN: Dos años atrás usted dijo: "Estamos cerca de probar que la participación religiosa produce mejor salud". Si no ha sido probado, ¿cómo puede decir que se está cerca de probarlo?
Koenig: "Uno nunca puede decir que prueba algo. Cuando uno realiza investigaciones de observación se puede mostrar las conexiones, y que se parece ir en una determinada dirección o predecir otra característica. Ahora bien, en relación con la salud mental, ha habido una serie de cerca de media docena de pruebas clínicas al azar en las cuales las personas religiosas que sufrían de depresión, ansiedad o estaban de duelo, fueron seleccionadas para recibir psicoterapia tradicional o psicoterapia que tomara en cuenta las creencias y la fe religiosas de la persona y que utilizara éstas como parte de la terapia. La mayor parte de estos estudios muestran que el grupo con intervención religiosa como parte de su psicoterapia se mejoraron con mayor rapidez. Eso parecería indicar, dado que fueron pruebas clínicas al azar, que la intervención religiosa fue lo que causó la diferencia entre los grupos".
ANN: ¿Cómo responde a sus críticos?
Koenig: "Hasta hace diez años atrás, no se patrocinaban investigaciones en esta área y los investigadores trabajaban por su cuenta. Y de hecho muchos de esos estudios tenían puntos flojos porque no había recursos. Pero hoy en día se ha dado respuesta a muchas de esas críticas, en términos de tomar los recaudos necesarios para controlar otros factores. No es que en sólo un lugar se está hallando esto, sino en muchos grupos de investigadores. Creo que la crítica a veces ha ido demasiado lejos".
ANN: ¿Por qué los científicos son por lo general menos religiosos que el resto de la población?
Koenig: "Alrededor del siete por ciento de la Academia Nacional de Ciencias de los EE.UU. cree en Dios, comparado con el 96 por ciento de la población norteamericana. La diferencia entre creencia y participación en la ciencia se remonta a la separación de ciencia y religión. Durante muchos siglos, la teología era considerada la reina de las ciencias. Eso cambió con la Revolución Francesa; a partir de allí, la ciencia está a cargo del modo actual de investigar. Entonces la psicología y la sociología, y en muchos sentidos, la medicina, comenzaron a aparecer como contrarias a la religión. 'No somos religiosos, somos científicos; todo lo que no pueda ser observado no existe'. Y ese llegó a ser el modelo de las ciencias. Esa división todavía existe, particularmente debido a los impresionantes beneficios que nos ha dado la ciencia. La religión es vista como subjetiva e imposible de verificar. De manera que no sorprende que los mejores científicos del mundo sean parte de un grupo con una cosmovisión donde no hay lugar para la religión".
ANN: ¿Qué piensa del Estudio Adventista de Salud que en parte está siendo patrocinado por el Instituto Nacional de Salud?
Koenig: "Soy consultor de ese estudio para la sección de espiritualidad. Creo que es muy interesante. Creo que hay pocas muestras de este tamaño tan bien seleccionadas, con tal amplitud de mediciones biológicas. Mi única preocupación es que muchos adventistas son personas de una fe tan sólida, que me temo que no hallen suficientes adventistas no religiosos para completar el estudio. Muchos adventistas participan porque quieren que el estudio dé buenos resultados, y parte de eso es reflejo de su fe. Creo que es un estudio muy interesante debido al tamaño de la muestra y porque tiene una historia de 30 a 40 años".
ANN: ¿Qué cosas le interesan de lo que los adventistas tienen para decir de la salud?
Koenig: "Los adventistas son uno de los pocos grupos religiosos que están diciendo algo de salud. Eso me entusiasma. Los menonitas lo ven también como un factor importante, y hasta cierto punto los católicos. Pero no hay duda de que los adventistas han llegado más lejos que nadie, involucrando a los directivos de la iglesia en su sistema de salud. Estuve junto con Don Jeringan, el Gerente del Sistema de Salud Adventista, y su equipo. Nunca me había sentado con ejecutivos de un sistema de salud de primera línea para hablar de religión y salud. Pude mostrarles investigaciones y hablar de sus aplicaciones clínicas, y los noté muy entusiasmados".
ANN: ¿Por qué eligió dedicar su vida a esto?
Koenig: "Acaso una serie de coincidencias. Fui lo suficientemente afortunado de haber tenido que pasar por suficientes traumas en mi vida como para reconocerlos en la vida de los demás. Lo mío no es nada en comparación con lo que muchos tienen que sufrir. Tal vez sólo tengo una voz más fuerte, o acaso me encuentro en un lugar donde puedo hablar por los otros que han pasado por más cosas pero que no tienen voz"
Fuente: Adventist News Network
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