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martes, 14 de septiembre de 2010

Obesidad cuesta anualmente unos 215.000 millones a la economía estadounidense

La obesidad cuesta cada año a la economía estadounidense al menos 215.000 millones de dólares, entre los que se encuentran costes directos como los gastos médicos, e indirectos como los vinculados a la pérdida de productividad, según un estudio difundido este martes.

Las conclusiones del informe de 'Brookings Institution', un centro de reflexión de Washington, señalan que los costes médicos vinculados a la obesidad de los adultos exceden cada año 147.000 millones de dólares más que los adultos en buena salud. Para los niños obesos, el coste adicional es de 143.000 millones de dólares.

"Los costes médicos aumentaron notablemente en el curso de la última década y podrían continuar aumentando, posiblemente de manera importante, con la subida de la proporción de obesos entre los adultos y los niños en Estados Unidos", escriben los investigadores cuyo estudio aparece en el periódico 'Diabetes, Metabolic Syndrom and Obesity: Targets and Therapy'.

Además de estos gastos directamente vinculados, la obesidad genera costes en términos de pérdida de productividad, de absentismo, pero también relacionados con muertes prematuras de quienes lo padecen.

"Los costes totales en términos de productividad son probablemente sustanciales, alcanzando posiblemente los 66.000 millones de dólares al año en Estados Unidos", escriben Ross Hammond y Ruth Levine, de la división de los estudios económicos de 'Brookings'.

Los costes relacionados con el transporte también podrían verse afectados, por ejemplo, debido al peso de los pasajeros que utilizan líneas aéreas.

"El aumento de la masa corporal entre los estadounidenses significa más uso de carburante, y potencialmente de vehículos más grandes para transportar cada año al mismo número de personas que van al trabajo o viajan", insisten los investigadores.

"Esto induce a costes directos (en forma de un aumento del consumo de carburante) pero también a costes indirectos potenciales, en forma de emisiones suplementarias de gas y el efecto invernadero".


Ver informe: "The Economic Impact of Obesity in the United States" / The Brookings Institution




Fuente: ElMundo.es - AFP / "La obesidad le cuesta 200.000 millones de dólares a la economía de EEUU"
Fotografía: Nueva Orleans - 08 de septiembre: La primera dama de EE.UU. Michelle Obama juega en el campo como parte de la campaña de la NFL "PLAY 60" -una campaña de lucha contra la obesidad infantil- en la Escuela Primaria Brock. Obama se unió al comisionado de la NFL Roger Goodell y el ex entrenador de la NFL Tony Dungy para promover la campaña "Play 60" y apoyar también la iniciativa "Let's Move!" / Getty Images

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miércoles, 3 de febrero de 2010

Michelle Obama, contra la obesidad

La primera dama estadounidense será la imagen y la principal portavoz de la nueva campaña del Gobierno

La primera dama estadounidense, Michelle Obama, se convertirá en la imagen y principal portavoz de la nueva campaña contra la obesidad que planea poner en marcha el Gobierno estadounidense. La iniciativa incluirá una campaña informativa que ofrecerá consejos saludables a los ciudadanos, como comer más frutas y verduras, y abogará por añadir programas de educación física de alto nivel en las escuelas así como por abrir más supermercados en las comunidades de bajos ingresos.

En este sentido, Obama, quien según sus declaraciones pretende "hacer de la obesidad infantil una causa", ha ayudado a hacer visible esta semana el anteproyecto de la Inspectora General de la Salud, Regina Benjamin, acerca de lo que se puede hacer en casa, en el colegio y en el trabajo para revertir los efectos de esta "epidemia" que afecta a cerca de dos de cada tres personas en este país.

La Administración Obama está invirtiendo 465 millones de euros para la puesta en marcha de programas de prevención destinados a frenar la gordura y el consumo de tabaco. No obstante, la primera dama ha advertido que la solución a la obesidad "no puede salir sólo del Gobierno". "Todos tienen que estar dispuestos a poner su parte para poner fin a esta crisis de la salud pública", ha aseverado. "Esto no será fácil ni pasará de la noche a la mañana. Y no ocurrirá simplemente porque la primera dama lo haya convertido en su prioridad", ha dicho Obama, en una audiencia a hijos de abogados en un centro recreativo en Alexandria, en las afueras de Washington.

Estados Unidos gasta más de 100.000 millones de euros al año debido al problema de la obesidad y sus complicaciones derivadas. El coste se duplicó desde 1998 y supera al de los gastos vinculados al cáncer, según la Administración. "Cuanto menos sanos estemos como nación, más subirán los costes del cuidado de la salud y menos competitivos seremos a nivel mundial", ha señalado Obama.

En agosto del año pasado, la familia Obama protagonizó involuntariamente una campaña contra la obesidad, en concreto contra la mala alimentación en las escuelas. "Si las hijas de Obama comen sano en el colegio, ¿por qué yo no?", era el lema de la campaña, pagada por el grupo sin ánimo de lucro Comité de Médicos por una Medicina Responsable. En los carteles, que generaron una gran polémica, se veía a una niña negra.


Fuente: ElPais.com / Reuters / EP
Fotografia: Jim Young / Reuters

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martes, 10 de noviembre de 2009

Ecológicos, orgánicos y naturales

Cada vez más los consumidores se esfuerzan por buscar alimentos que cuenten con estas características, aunque la tarea se torne un tanto difícil

Dejando aparte las exageraciones, que las hay, la verdad es que la salud del planeta es una de las cosas que hoy preocupan más al hombre, junto, por supuesto, con la salud propia; ambas obsesiones tienen su reflejo en la alimentación, sector en el que lo ecológico, lo "natural", es un plus cada vez más apreciado.

A los efectos que nos ocupan, hoy entendemos por productos "ecológicos" -otros hablan de agricultura "orgánica"- a aquellos que han sido cultivados sin echar mano de fertilizantes ni plaguicidas químicos. Se buscan abonos orgánicos -¿qué habrá sido del tan popular nitrato de Chile?- y se combaten las plagas sin apelar a insecticidas del tipo del prohibido DDT; más bien se combaten los insectos dañinos con la introducción de insectos benignos, y técnicas por el estilo.

En fin, que, como apuntamos, lo ecológico es un plus, y es normal que lo sea. Los problemas empiezan cuando el consumidor, y hablamos sobre todo del habitante de las grandes ciudades, intenta surtirse de productos ecológicos: lo tiene difícil. En primer lugar, porque no abundan esos productos en los anaqueles de los supermercados ni de las verdulerías; es cierto que hoy se puede acceder a algunos de ellos por internet, pero tampoco crean que a muchos. Y, por otra parte, todo plus de aprecio acaba siendo, también, un plus de precio: los productos de agricultura ecológica son más caros que los otros.

Normal que lo sean, por otra parte; no es que los fertilizantes naturales sean más caros que los inorgánicos -si lo piensan bien, no hay nada que cueste menos que el más natural y antiguo de los abonos "naturales"-, pero sí que lo son los sistemas orgánicos de combatir las plagas, sin contar los daños que esas mismas plagas, no sólo insectos, sino malas hierbas, causan en los cultivos.

Así que la mejor manera de surtirse de tomates o puerros "ecológicos" va a ser... cultivarlos uno mismo. Claro, el primer problema es tener dónde, tener un terreno; uno puede cultivar tomates en una maceta, pero no conseguirá frutos suficientes para todo el año. Hace falta suelo. Y a la gente le gusta más tener una pileta, y un jardín, que trabajar un huerto. Porque ésa es otra: el huerto hay que trabajarlo. Mucho. Exige dedicación no diremos que plena, pero casi. Y los urbanistas no suelen estar por la labor.

Hombre, si uno tiene una granja como la del cocinero británico Jamie Oliver, y contrata a un agricultor que se la cuide y atienda, miel sobre hojuelas; pero no todo el mundo puede hacerlo. Hay quien empieza a cultivar un huertito para entretenerse, pero poco a poco el trabajo le va absorbiendo: hay que sembrar, trasplantar, luchar contra los bichitos que opinan que uno ha sembrado para ellos, abonar, regar... Trabajar, en una palabra. Y contratar un ayudante supone un gasto que sólo se justificaría si la producción fuera rentable, es decir, ya no hablamos de autosuministro, sino de explotación.

Pero sí: es bonito poder presentar a los invitados una ensalada y decir "es de mi huerto", al estilo de aquel patricio romano que, al servir el vino, les decía: "gracias a los dioses, yo no lo compro", para dar a entender que es de cosecha propia. Ahí está el detalle: el día que el agricultor que cosecha productos de primera calidad en todos los sentidos obtenga el prestigio social que tienen los vinateros... las cosas habrán empezado a cambiar. A todos nos gusta que se nos reconozca nuestro trabajo. Y no sólo económicamente.

En fin, mientras llega su huerto particular, consuman, si lo creen oportuno, productos "ecológicos". Pero separen el grano de la paja: en esto de lo ecológico, lo orgánico, lo natural, hay también bastantes cuentistas: aprendan a conocerlos... y evítenlos.


Fuente: Observa.com.uy
Autor: Caius Apicius, de la agencia EFE

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viernes, 2 de octubre de 2009

Comer mal es peor que fumar

La mala nutrición provoca un aumento de las alergias y otros trastornos - La educación es la mejor herramienta para combatirla

Comer demasiadas hamburguesas puede producir obesidad y aumento del colesterol. Al igual que se avisa en los paquetes de tabaco, los consumidores deberían estar advertidos de las consecuencias del consumo de ciertos alimentos. Los cambios en la dieta han sido vertiginosos en los últimos años y, como señalan expertos en nutrición, la tendencia es a peor. Comer mal, además, no sólo produce obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares. Están aumentando las alergias e intolerancias y también otros trastornos, de carácter más leve, que merman la calidad de vida. Hasta tal punto que, si no se invierte esta tendencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé algo nunca visto: que los nacidos después de 2000 tengan menos esperanza y calidad de vida que los que nacieron antes.

Manuel Serrano-Ríos, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Medicina, opina que "globalmente, una mala nutrición es un factor de riesgo más grave que el tabaco, ya que su impacto es mayor sobre muchos sistemas". Un grupo de expertos del Consejo Científico del Instituto Danone, que preside Serrano-Ríos, debatió la semana pasada sobre la importancia de invertir la mala tendencia en la alimentación durante un curso sobre nutrición y salud pública en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Pilar Cervera, ex directora del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética, también opina que las secuelas de comer mal se extienden más que las del tabaco. "Por eso tienen efecto las luchas contra el tabaco, porque se habla de consecuencias más concretas", asegura Cervera.

La obesidad, que ha sido la primera enfermedad no infecciosa de la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia, es la consecuencia más visible de una mala alimentación. Pero la necesidad de volver a la dieta mediterránea se apoya además en otros factores: "La prevalencia de alergias e intolerancias ha aumentado muchísimo en los últimos años", afirma Ascensión Marcos, experta del Grupo de Inmunonutrición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "Los malos hábitos en la alimentación repercuten en el sistema inmune", incide Marcos, "y aunque muchas alergias e intolerancias alimentarias están sin diagnosticar, se está diciendo que en 2010 entre el 40 y el 50% de la población europea va a padecer algún tipo de alergia".

La dificultad de diagnóstico se extiende a otros de los efectos de la mala nutrición, "trastornos sin gravedad pero que van mermando la calidad de vida, y de los que la gente no se preocupa hasta que no son verdaderos problemas", afirma Pilar Cervera. "El estreñimiento es uno de los más comunes, del que se pueden derivar hemorroides o fisuras anales, que a la vez pueden terminar en anemia por pérdidas de sangre; en general hay todo un subgrupo de trastornos ligados a una mala alimentación; mala hidratación, que da problemas de piel, de cabello... y estos pequeños trastornos simplemente se van asumiendo, por lo que no desaparecen o empeoran hasta que son realmente graves", explica la experta del Instituto Danone, que aboga por una alimentación variada y con horarios establecidos como solución a estos problemas.

Son muchos los factores que influyen en la mala nutrición. Aparte del estilo de vida, "la tecnología de alimentos", afirma Serrano-Ríos, "ha contribuido a incluir en alimentos procesados ingredientes que facilitan la alergia; el consumo preferencial de determinados alimentos, a la vez que los nuevos métodos de laboratorio han contribuido a que se desarrollen estos problemas".

Para los expertos se trata de una especie de paradoja: la mejora del nivel de vida no ha hecho sino empeorar la calidad o el equilibrio en la alimentación y poner en grave peligro la dieta mediterránea. "Los españoles comemos mucho, comemos mal, apenas hacemos ejercicio físico y dormimos menos horas de las convenientes", afirma Isabel Ávila, miembro del Instituto Danone y presidenta de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), que acaba de presentar un estudio sobre hábitos saludables. El resultado ha sido un "suspenso absoluto". Según el informe, tan sólo el 6,6% de la población alcanza los objetivos de alimentación saludable respecto al consumo de frutas, verduras, pescado y legumbres.

Unos datos poco alentadores y mucho peores en equilibrio que los de los últimos años: "Antes era menos habitual que los jóvenes tomaran tantas calorías y no estaba en este peligro la dieta mediterránea; no sabemos por qué, pero aunque cada vez somos más exigentes con la salud y con la alimentación, al final nos cuidamos menos y nos alimentamos peor", afirma Ávila.

No están claras las razones del aumento ni tampoco la solución, pero existe consenso sobre cuál debe ser la principal vía de combate: la educación es la base para modificar unos hábitos más difíciles de cambiar conforme avanza la edad. "Esta falta de formación, de atención a la nutrición para una vida saludable, repercute en otros ámbitos muy graves, ya que se produce un riesgo de manipulación, porque la gente se cree todo lo que le cuentan sobre dietas, lo que se anuncia en televisión", asegura Serrano-Ríos. Un grave desconocimiento que se transmite de padres a hijos: "Los niños son grandes imitadores, por eso es muy importante que toda la familia coma lo mismo, eso de preguntarles a los niños qué quieren comer no se hacía en mi época", dice Cervera, "es vital que toda la familia coma lo mismo e introducir al niño pronto en la mesa familiar".

La responsabilidad es tanto familiar como escolar. Los expertos coinciden en que la educación alimentaria es un apartado olvidado y que es necesario potenciarla a todos los niveles de la educación. "En la asignatura de Educación para la ciudadanía", afirma Serrano-Ríos, "y en la carrera de Medicina, donde ni siquiera está bien reflejada la importancia de la nutrición; los médicos tienen una formación muy escasa, yo diría que casi ha habido menosprecio en este sector". La poca consideración que se ha dado a la nutrición no evita la existencia de otra paradoja. Hay preocupación, pero no acción. El estudio revela que el 75% está preocupado por llevar una dieta sana, aunque a la hora de la verdad todo se quede en buenas intenciones.

La presidenta de CEACCU cree que, en general, la sociedad padece "poca información y menos formación". Problemas de etiquetado y de tiempo para cocinar se suman al desconocimiento. Pilar Cervera asegura que para adquirir esta educación "hay que conocer los grupos alimentarios y mezclarlos de forma equilibrada". La experta en nutrición cree que "la dietética no está reñida con la gastronomía, es necesario cuidar la presentación y controlar la grasa y sal, pero tampoco eliminarlos". Factores que hagan más atractiva la variedad, sobre todo en lo que concierne a los niños, pueden ser clave para conseguir un cambio en esta cultura que se aleja peligrosamente de la dieta mediterránea.

Un atisbo de esperanza viene de la mano de la crisis. Ávila cree que la coyuntura económica "está cambiando ligeramente los hábitos, las familias están recuperando buenas costumbres en la mesa". Los productos base de la dieta mediterránea son, de hecho, algunos de los más económicos. Las legumbres, vegetales o los cereales cumplen ambos requisitos y tienen en este momento su oportunidad perfecta para recuperar el protagonismo en la mesa. Y es que, a la hora de comer, nada como los platos de la abuela.

Buenas intenciones, malos hábitos

Buenas intenciones pero poco más. El estudio presentado la semana pasada por la Confederación española de organizaciones de amas de casa, consumidores y usuarios (CEACCU) revela que la mayoría de los españoles (74,4%) se preocupa por llevar una vida sana.

La teoría está muy bien y casi todo el mundo se la sabe. Sin embargo, en la práctica son realmente muy pocos los que tienen buenos hábitos o se preocupan por adquirirlos. El informe, realizado a partir de 5.500 encuestas, recoge los errores más frecuentes y que más se reconocen: no tomar suficientes frutas y verduras (el más común), no hacer un desayuno completo y comer muy pocas legumbres. Isabel Ávila, presidenta de CEACCU, valora la situación como un serio peligro para la dieta mediterránea y lamenta que en la sociedad falte tiempo e información para atender a la alimentación.

Son los mayores, según el estudio, quienes más se preocupan por la dieta y se alimentan de forma más equilibrada, son precisamente quienes ya tenían los hábitos adquiridos, dice Ávila. Por sexos, el hombre es quien menos se preocupa por seguir una dieta en condiciones y, entre ellos, son los solteros, divorciados y la gente con bajo nivel de estudios los que menos se cuidan en este sentido.

El ejercicio físico casi brilla por su ausencia. Sólo el 27% confiesa realizar algún tipo de ejercicio o deporte (incluidos paseos de media hora o de más tiempo). Y, además, se duerme poco. Más de la mitad duerme menos de siete horas diarias recomendadas y la siesta tiende a desaparecer. Así, el 60% de la población no se la echa nunca.

Los distintos factores están encadenados, cuando se cambia uno se cambian todos, señala Ávila sobre la tendencia a agrupar los hábitos, ya que está comprobado que quienes tienen costumbres escasamente saludables suelen tener más de una.

El fumador habitual consume, en general, menos fruta que el no fumador, advierte la presidenta de la CEACCU. Para Ávila, uno de los papeles más importantes en esta lucha contra la desinformación alimentaria lo tienen los medios de comunicación.


Fuente: ElPais.com
Autor: C. Castro Carbón
Fotografia: La "súper hamburguesa" de 1360 calorías y 91 gramos de grasa. La cadena de comida Burger King's ha presentado su nueva creación: la hamburguesa "Angry Triple Whopper". Tiene 3 carnes, tocineta, pepinillos, cabollas "Angry", tomates, lechuga, queso y salsa "Angry". En total, aporta 1360 calorías, 91 gramos de grasa, 33 gramos de grasas trans, 235 mg de colesterol, 59 gramos de carbohidratos, 13 gramos de azúcar, 77 gramos de proteínas y 1830 mg de sodio. Por si fuera poco, quienes asuman el reto de consumir esa hamburguesa, la podrán acompañar de una porción de papas fritas con 500 calorías.

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