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lunes, 30 de enero de 2012

Loma Linda contra McDonald's

National Geographic declaró 'zona azul' a Loma Linda, CA.En Loma Linda, fumar y beber está mal visto. Más que eso, está prohibido. Desde hace casi tres décadas nadie osa a encenderse un cigarrillo, ya sea en un local cerrado o al aire libre, y las famosas licorerías que imperan en el resto del país y que Hollywood se ha encargado de popularizar durante años, no existen.

Por eso, en esta localidad de 21.000 habitantes, controlada en su mayoría por miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la idea de acoger un McDonald's es poco menos que escandalosa. Acabarían con su récord inmaculado, establecido por la revista National Geographic, de "zona azul", designado para localidades donde sus habitantes viven más de 90 y 100 años de una forma saludable.

En el mundo sólo existen cuatro de esos lugares, Okinawa, en Japón, Cerdeña, en Italia, Nicoya, en Costa Rica, y Loma Linda, donde, sin embargo, la posibilidad de introducir un McDonald's en la economía local seduce a algunos políticos por los puestos de trabajo y los impuestos adicionales que supondría.

El Concejo de la ciudad ha dado el primer paso al votar, por 3 votos contra 2, a favor de la llegada de ese restaurante dentro de un plan urbanístico para dar cabida a nuevos negocios.

Desde el gigantesco emporio, que da empleo a 400.000 personas en todo Estados Unidos y que el año pasado cerró con un beneficio neto de 5,503 millones de dólares —un 11% más que el año pasado—, aseguran que añadirían una "experiencia gastronómica contemporánea al pueblo, además de impulsar el crecimiento económico", de acuerdo a John Lueken, director regional de McDonald's en el sur de California.

Sin embargo, las voces médicas del pueblo, que son muchas y el orgullo del lugar con más de 600.000 pacientes atendidos el año pasado en sus varios centros médicos, dicen que no es un argumento convincente por parte de una cadena cuyos menús dificilmente bajan de las 1.200 calorías. "Tratar de decir que la comida de McDonald's es sana es como incorporar cinco miligramos de Vitamina C en un cigarrillo", apunta con sorna al Los Angeles Times la doctora Sylvie Wellhausen, miembro de la Coalición Saludable de Loma Linda.

Para combatir su posible efecto, grupos médicos esperan que se apruebe una ley para evitar la proliferación de restaurantes de comida rápida y lograr, de paso, que no se dañe la límpida imagen del lugar con uno de las clásicos arcos dorados que pueblan la geografía del resto del país.



Otras notas relacionadas:

• McDonald’s faces opposition in Loma Linda, California, from health advocates and Seventh-day Adventists / NYDailyNews.com
They're NOT lovin' it: 'Healthiest town in America' fights plan to get McDonald's / Dailymail.co.uk
• McDonald's to open restaurant in America's healthiest city / Telegraph.co.uk
• Food Fight: Loma Linda's Seventh-Day Adventists Outraged Over McDonald's / ABCnews.com
• Loma Linda residents try to keep city healthy / sbSun.com
• Planned McDonalds divides health-conscious Loma Linda / LATimes.com






Fuente: ElMundo.es / Un pueblo contra McDonald's
Autor: Pablo Scarpellini
Fotografía: SoCal City To McDonald’s: Get Off My Super Healthy Lawn / Gawker.com






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lunes, 4 de julio de 2011

Estados Unidos: Estudio revela que los afroamericanos adventistas desafían las disparidades de salud

La calidad de vida física y mental supera al de la población general Las publicaciones médicas han documentado bien las disparidades que existen entre los afroamericanos y el resto de los Estados Unidos. Pero un estudio muestra que los afroamericanos adventistas poseen en realidad una mejor calidad de vida que el estadounidense promedio.

Los investigadores señalan que ciertas conductas relacionadas con el estilo de vida podrían explicar esta diferencia. La investigación fue llevada a cabo en la Universidad de Loma Linda como parte del Estudio de Religión y Salud Adventista (ARHS), una investigación de casi once mil adventistas, entre los cuales hay 3400 afroamericanos.

Los hallazgos fueron extraídos de la encuesta ARHS que incluyó preguntas de la escala de Salud Física y Mental SF-12v2, ampliamente reconocida entre los investigadores como una medida fidedigna de la calidad de vida. Entre las preguntas formuladas figuran las siguientes:

-"Durante las últimas cuatro semanas, ¿cuánto interfirió el dolor con sus labores normales?"

-"Durante las últimas cuatro semanas, ¿cuánto tiempo se ha sentido desanimado o deprimido?"

Se compararon entonces los resultados del ARHS con una muestra nacional de personas que completaron la encuesta SF-12v2. En general, los afroamericanos adventistas informaron gozar de una calidad de vida física y mental por encima del promedio nacional y, en algunos casos, la diferencia alcanzó los 4,5 puntos.

"Es asombroso que si bien los afroamericanos en general presentan una calidad de vida más pobre en diversas variables, nuestros resultados muestran que los afroamericanos adventistas disfrutan de una calidad de vida significativamente menor que el estadounidense promedio", dijo el Dr. Jerry Lee, investigador principal del ARHS.

"Esta diferencia se hace más pronunciada en los grupos de mayor edad, que muestran mayor salud mental (menos depresión, más energía, más calma y paz) que la población general", dijo Lee. "Esto podría ser el resultado de elecciones de estilo de vida que son parte de la fe adventista".

Los adventistas, que defienden la temperancia, el régimen alimentario vegetariano y la dedicación del día sábado para la adoración y el tiempo en familia, han recibido una gran cobertura los últimos años por su longevidad y calidad de vida.

Loma Linda, California, una ciudad con gran concentración de adventistas, fue la única población de los Estados Unidos descrita en el libro The Blue Zones (Las zonas azules), de Dan Buettner. El libro examinó cinco zonas del mundo donde la media de vida excede claramente los promedios. Algunos habitantes de Loma Linda han aparecido en programas de la televisión nacional, incluido un cirujano cardíaco que sigue activo a los 94 años (entrevistado en el Show de Ophra), y una maestra de piano de 97 años (entrevistada por Anderson Cooper 360, de CNN).

ARHS es su subestudio del Estudio de Salud Adventista-2 (AHS-2), un estudio de salud a largo plazo de más de 96 000 adventistas, incluidos 26 000 afroamericanos adventistas de los Estados Unidos y Canadá.

A medida que continúa el análisis de los datos, los investigadores dicen que esperan más resultados que puedan tener implicaciones de largo alcance para mejorar la salud de la comunidad afroamericana.

El AHS-2 está es administrado y procesado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda.


► Vea el estudio (pdf) en ingles, "Quality of Life: Black Seventh-day Adventists".
► Si desea más información, visite www.adventisthealthstudy.org




Fuente: ANN / Adventist News Network



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miércoles, 17 de septiembre de 2008

LAS ZONAS AZULES. Secretos de los centenarios para vivir más de 100 años

A la edad de 102 años, la abuela Panchita sigue manteniendo una intensa vida social. La centenaria mujer, que vive en la península de Nicoya, en Costa Rica, cuenta con una sólida red de apoyo constituida por amigos y familiares, que incluye un hijo octogenario que la visita cada mañana a bordo de una coqueta bicicleta.

Su edad y su grado de sociabilidad no son coincidencias, dice Dan Buettner, explorador y autor de libros, que ha estudiado a Panchita y a otros ancianos costarricenses. “Sabemos que quienes llegan a los 100 años suelen ser personas agradables”, señaló. Y agregó: “Esos seres beben de las fuentes de la vida porque son simpáticos y atraen a otras personas”.

En los últimos años, Buettner ha explorado y estudiado las zonas calientes del planeta en las que proliferan los centenarios y que él llama “zonas azules” Sus últimos hallazgos aparecen en un nuevo libro cuyo título es The Blue Zones: Lessons for Living Longer from the People Who’ve Lived the Longest (“Las zonas azules: lecciones para vivir más por parte de la gente que más ha vivido”).

Luego de pasear por todo el mundo, el investigador ha descubierto ciertas pautas básicas que parecen estar relacionadas con una vida prolongada: llevar una alimentación a base de plantas; hacer actividad física de baja intensidad de manera regular; participar en tareas familiares; tener fe y un propósito en la vida.

Zonas azules. Tal vez el país donde existe un sentido más vigoroso de lo que implica tener un propósito en la vida sea Japón, donde el concepto tiene hasta su propio nombre: es conocido como ikigai. En Okinawa, sin ir más lejos, viven las mujeres más longevas del mundo.

“Lo vemos una y otra vez: las personas que viven mucho tiempo tienen siempre una razón para levantarse cada mañana”, graficó Buettner.

Portada de BLUEZONES.com

Otras “zonas azules” incluyen a Cerdeña, en Italia, que posee la mayor concentración de centenarios a nivel mundial –la mayoría hombres–, y a los Adventistas del Séptimo Día en Loma Linda, California. Un adventista vive como promedio 11 años más que el resto de los hombres estadounidenses. La península de Nicoya, donde vive la abuela Panchita, también figura en la lista.

“Una persona de 60 años en Costa Rica tiene cuatro veces más posibilidades de llegar a los 90 que un sexagenario norteamericano. Y los costarricenses gastan 15 veces menos en cuidados de la salud que los habitantes de América del Norte”, aseguró Buettner.

Impacto genético. Robert Kane dirige el Centro de Envejecimiento de la Universidad de Minnesota y el Centro de Educación Geriátrica de esa misma localidad de Minneapolis.

“Si efectivamente uno quiere identificar características confiables que permitan distinguir a los centenarios de las otras personas, deberíamos buscar ciertas pistas en lo que hay involucrado para tener una larga expectativa de vida”, dijo Kane. El experto abundó: “Lo que ha hecho Buettner es identificar grupos de personas que viven hasta edad muy avanzada y describir algunos de los fenómenos vinculados con esas personas”.

Los estudios indican que el componente genético del envejecimiento es relativamente pequeño: varía entre un 6% y un 25%. ¿Cómo podemos influir sobre el porcentaje restante de nuestra longevidad? En verdad, es un mecanismo que todavía no está del todo claro. Pero para Buettner, es evidente que las personas pueden ejercer cierto control a la hora de mejorar su expectativa de vida.

“Establezca, tanto en su vida como en el ambiente de su casa, su medio social y su lugar de trabajo, conductas que favorezcan la longevidad”, recomendó. Y señaló, por ejemplo, que muchos centenarios comen poco y evitan la carne. “Si se analiza la zona azul de Okinawa, se verá que las personas ancianas comen en platos pequeños”, apuntó. Una de las señales de que alguien ha comido mucho es que el plato ha quedado vacío; por lo tanto, conviene empezar a llenar las alacenas de casa con platos pequeños, aconsejó Buettner.

Las relaciones familiares y la religión aparentemente ayudan a los centenarios a seguir viviendo. “La investigación muestra de manera abrumadora que la longevidad y la salud se benefician de la reconexión con la religión... y de la participación en la vida familiar”, abundó Buettner.

S. Jay Olshansky, profesor de la Universidad de Illinois en Chicago, elogió la tarea de Buettner, pero indicó que no existe un secreto para abrevar en la fuente de la juventud. “Dan trata de fomentar que la gente adopte estilos de vida saludables, y eso tiene gran mérito. Sin embargo, la longevidad es una materia prima que todavía no puede ser comprada ni vendida”, aseguró.

¿Hay más? Los esfuerzos de Buettner por encontrar otras zonas azules continúan. De hecho, estima que hay otra en Canadá, por ejemplo. De confirmarse su hipótesis, esa zona azul podría tener la mortalidad de personas de mediana edad más baja del mundo, superando incluso a la de la península Nicoya.

En los Estados Unidos, la expectativa de vida es de 77,8 años, cifra que podría descender en las próximas décadas debido al impacto de la obesidad, según los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de ese país. “Pese a que somos una nación muy rica, no hacemos una gran tarea para prolongar la vida”, concluyó Buettner.

Fórmula de (larga) vida

Moverse de manera natural, o sea, ser activo sin pensar en ello. Buettner aconseja identificar las actividades físicas que más se disfrutan y no hacer ejercicio sólo porque hay que hacerlo.

Consumir un 20% menos de calorías. Una buena manera es empezar a usar platos pequeños y llevar una dieta a base de vegetales (no es necesario convertirse en vegetariano).

Beber vino tinto, pero no más de dos copas por día ( respetamos la edición original, pero obviamente no estamos de acuerdo. Editor)

Tomarse tiempo para quitarse el estrés y evitar los ruidos.

Tener fe.

Involucrarse en los temas y las relaciones familiares.

Relacionarse con gente que comparta sus ideales y formas de encarar la vida.

Investigador metódico

Con financiamiento de The National Geographic Society y el Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos, Dan Buettner se dedicó en los últimos siete años a viajar por lo que él llama las “zonas azules” del mundo. Allí entrevistó a los habitantes más longevos con el objetivo de establecer patrones de comportamiento que explicaran por qué ellos viven más que otras personas del planeta.

Entre otros, Buettner habló con Ushi Ukushima, que cosecha su propia comida y a sus 104 años es una anfitriona frecuente de fiestas; y al médico Ellsworth Wareham, quien sigue realizando cirugías a corazón abierto a pesar de sus 93 años.

“No es coincidencia que la forma en que esta gente se alimenta, se relaciona con los otros y maneja el estrés le aporte más y mejores años de vida”, asegura Buettner. Y agrega: “Uno no va a conseguir la longevidad en un frasco de píldoras para adelgazar o con terapias hormonales sino incorporando un menú a la carta de hábitos simples y sumergiéndose en una poderosa red social”.

Fuente: Diario PERFIL
Autor: Anne Casselman para National Geographic

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