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martes, 19 de julio de 2011

Las iglesias Adventistas deberían ser "refugios de aceptación" en la comunidad. Por Carlos Fayard

Primera conferencia de la denominación sobre salud emocional busca desestigmatizar la enfermedad mentalLos problemas emocionales están entre las dificultades más comunes enfrentadas por nuestro mundo hoy día. En la iglesia, aún tiene que hacerse progresos para hacer entender el papel de la salud emocional y abolir el estigma del desequilibrio emocional.

En octubre, la Iglesia Adventista del Séptimo Día celebrará su primera conferencia internacional sobre "Salud emocional y bienestar" (Emotional Health & Wellness). Urjo a los miembros, pastores y administradores a asistir y considerar su aproximación al tema de la salud mental y la depresión entre sus obreros.

Demasiado a menudo, los temerosos de Dios le dicen a aquellos que sufren depresión u otro tipo de dificultad emocional que sólo necesitan confiar en Dios, leer más la Biblia, hacer más ejercicio y comer de forma más saludable. Mientras que esto es muy importante y necesario para alguien que tiene un gran desafío emocional, se necesita una aproximación donde se refleje la gracia de Jesús con una comprensión de la salud emocional. Es inapropiado y potencialmente peligroso decirle a la gente que simplemente se deshaga de su medicación o que deje de visitar a un consejero cuando realmente necesitan la asistencia.

Se estima que mundialmente hay 450 millones de personas que sufren desórdenes psiquiátricos, incluyendo 121 millones con dependencia del alcohol, 37 millones con demencia, y 24 millones con esquizofrenia, según a los modelos de la Organización Mundial de la Salud. 5 de cada 10 causas de discapacidad alrededor del mundo son el resultado de formas severas de sufrimiento emocional. Estas condiciones se cuentan entre las cargas significativas de carácter social sobre individuos, familias y naciones.

De hecho, el dolor del sufrimiento emocional puede ser grave, al punto de perder la vida a través del suicidio. Las condiciones mentales a menudo pueden empeorar desórdenes médicos y complicar su tratamiento y resultado final.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene un mayor compromiso para aliviar el estrés emocional, y su mensaje espiritual ha llevado esperanza y una nueva vida a muchos alrededor del mundo. Muchos de los hospitales de la denominación proveen servicios de salud mental, y en los últimos años han visto una explosión de programas educativos para formar a profesionales equipándolos para administrar servicios de salud mental.

Solamente en Latinoamérica, hay unos 1.000 estudiantes matriculados en grados de psicología en las universidades adventistas, que principalmente se convertirán en consejeros y terapeutas. Robustos programas de prevención lanzados por los departamentos de Ministerios de la Mujer y Ministerios de la Familia dan una nueva oportunidad a miles de personas cada semana.

Aún se puede hacer más para fortalecer nuestro ministerio:

Primero, naciones de escasos recursos no destinan suficientes fondos para la prevención o tratamiento del sufrimiento emocional. Nuestra iglesia tiene una aproximación hacia los individuos como "un ser completo", queriendo decir que estamos interesados en el bienestar físico, espiritual y emocional de aquellos que acuden a nuestras instituciones de salud. Deberíamos ver que esto se aplica en todas partes.

En segundo lugar, deberíamos aplicar las verdades bíblicas de forma más sistemática e integrada en todos nuestros esfuerzos educativos para ver completamente implementado el "ministerio de curación de Jesús". Más ayuda para aquellos que sufren de problemas emocionales podrían acudir a través del ministerio activo de los graduados en las universidades Adventistas.

En tercer lugar, deberíamos trabajar hacia una aproximación de "cooperación de ministerios", en la que equipos de ministerios de educación, salud e iglesias locales puedan trabajar conjuntamente para atender los enormes desafíos enfrentados diariamente por las comunidades que nos rodean, y aún más aquellos casos que se encuentran dentro de nuestras propias familias.

Hemos realizado un acercamiento entre varios ministerios para organizar esta conferencia, que está auspiciada por los departamentos de Salud, Educación, Familia, Mujer y Capellanía de la Iglesia Adventista mundial.

Adicionalmente, la conferencia incluirá una línea especial de formación para líderes y administradores. En el amplio espectro de personas que comprenden nuestra iglesia hay muchos que sufren aislamiento y sufrimiento emocional, y en toda la iglesia -- desde aquellos compañeros en los bancos a aquellos que están en puestos de liderazgo -- se necesita una apreciación completa de las dificultadas a las que se hace frente por muchos en nuestra familia de la iglesia. Como psicólogo que ha trabajado con el pastorado durante muchos años, he aprendido a apreciar la carga que llevan los empleados de la iglesia y el impacto que tiene sobre sus familias.

La iglesia ofrece una maravillosa oportunidad de ser un conducto de la gracia de Cristo en la comunidad. Esperamos que las iglesias sean lugares de aceptación en vez de tribunales donde se juzgue a aquellos que luchan con temas de salud mental.

Creo que con el esfuerzo concertado de la familia eclesiástica, humildemente guiada por el Espíritu Santo y por la Palabra, podemos contribuir a sanar el mundo.




Fuente: ANN / Adventist News Network
Autor: Dr. Carlos Fayard es un Profesor Asociado de Psiquiatría en la Escuela Universitaria de Medicina de Loma Linda, director adjunto del departamento de Ministerios de la Salud de la iglesia mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y principal organizador de la conferencia sobre Salud Emocional y Bienestar (Emotional Health & Wellness conference).
Nota: Para más información de la conferencia sobre Salud Emocional y Bienestar (Emotional Health & Wellness conference), visite globalemotionalhealth.org.


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domingo, 23 de enero de 2011

Pensar en Dios baja el estrés a los creyentes y lo sube a los ateos

Ayuda a los creyentes a reducir la respuesta emocional ante errores cometidos, pero tiene el efecto contrario en ateos.
Pensar en Dios puede ayudar a las personas religiosas a sentirse menos alteradas cuando comenten errores, pero tiene justo el efecto contrario en las personas ateas. Esto es lo que revela un estudio en el que se analizó la actividad neuronal de un área concreta del cerebro (la corteza cingulada anterior o ACC) como respuesta a errores cometidos. Este área estaría vinculada a los estados de atención o de alerta cuando algo va mal.

Pensar en Dios puede ayudar a las personas religiosas a sentirse menos alteradas cuando comenten errores, pero puede tener justo el efecto contrario en las personas ateas.

Esto es lo que revela un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Toronto Scarborough, en Canadá, y cuyos resultados han aparecido publicados en la revista Psychological Science, editada por la Association for Psychological Science (APS), de Estados Unidos.

Comprender los efectos de la fe

Michael Inzlicht, investigador de la Universidad de Toronto Scarborough y uno de los autores del presente estudio, explica en un comunicado de dicha universidad que, dado que el 85% de la población mundial tiene algún tipo de creencia religiosa, para los psicólogos resulta importante comprender porqué la gente tiene estas creencias, explorar las funciones de la fe y, en definitiva, comprender para qué sirve.

Según los investigadores, la religión suele relacionarse con la posibilidad de darle una significación y un orden al mundo, pero aún no está claro si las creencias religiosas pueden realmente ayudar a las personas a sentir menos ansiedad y estrés.

Con la intención de aclarar estas cuestiones sobre religión y bienestar humano, los investigadores de la Universidad de Toronto realizaron ya en 2009 un estudio en el que analizaron la actividad de la amígdala cingulada anterior del cerebro en función de la religiosidad de los participantes.

En la presente investigación, los psicólogos han medido un tipo de ondas cerebrales relacionadas con las respuestas humanas de defensa ante errores (las señales de negatividad relacionada con error o error-related negativity (ERN), mientras los participantes en el estudio cometían fallos en una prueba.

De esta forma, pudo constatarse que aquellas personas que habían sido preparadas con pensamientos religiosos antes del test presentaron respuestas cerebrales menos acusadas ante sus propios errores que las personas que no habían sido condicionadas de esta manera previamente.

Estas respuestas neuronales menos acusadas permitieron a los participantes afrontar los contratiempos sin perder su equilibrio, y reaccionar con menos ansiedad a sus propios fallos, afirman los científicos.


Influencia consciente e inconsciente

En su experimento, los psicólogos pidieron a los participantes que escribieran sobre religión y, también, que realizaran una tarea de palabras revueltas, en la que se incluían términos relacionados con Dios.

Posteriormente, los investigadores registraron la actividad cerebral de los participantes, mientras éstos completaban una tarea informatizada, escogida porque proporcionaba una alta tasa de errores.

Los resultados de los registros demostraron que cuando se imprimía en la gente ideas sobre religión y Dios, consciente (escribir sobre Dios) o inconscientemente (tarea de palabras revueltas), su actividad cerebral al cometer errores se reducía en un área cerebral conocida como corteza cingulada anterior (ACC).
Este área del cerebro está asociada a diversas funciones, como la regulación de los estados de atención o de alerta cuando algo va mal, incluidos los fallos que cometemos.

Por ejemplo, un estudio realizado en 2005 por científicos de la Universidad de Washington en Saint Louis (Estados Unidos) demostró que la ACC advierte de los errores cometidos, antes incluso de que el sujeto haya tomado la decisión equivocada.

Por otro lado, la corteza cingulada anterior, que es la parte frontal de la corteza cingulada o córtex cingulado del cerebro, parece jugar un papel clave en la regulación de la presión sanguínea y de la frecuencia cardiaca, así como en otras funciones de tipo cognitivo racional, como la anticipación a la recompensa, la capacidad de tomar decisiones, la empatía o la emoción.

No reduce el estrés en ateos

Esta reducción de las señales neuronales procedentes de la corteza cingulada anterior no fue detectado, sin embargo, en el caso de los ateos, afirman los investigadores: cuando a éstos se les imprimieron de manera inconsciente ideas relacionadas con Dios, la corteza cingulada anterior de estos participantes incrementó su actividad en lugar de reducirla.

Los científicos sugieren que, para las personas religiosas, pensar en Dios puede suponer una forma de ordenación del mundo, que alivie la ansiedad que provoca la aparición de eventos aparentemente aleatorios en él. Por el contrario, para los ateos, los pensamientos sobre Dios pueden contradecir los esquemas de sentido con los que éstos viven, por lo que para ellos las ideas de Dios pueden ser una fuente de estrés.


Universos de sentido y salud

Inzlicht explica que: “pensar sobre Dios calma cuando se está bajo presión. Reduce el estrés que produce cometer errores. Creemos que este hecho puede ayudarnos a comprender algunos descubrimientos realmente interesantes sobre las personas que son religiosas. Aunque no sea de manera inequívoca, algunas evidencias sugieren que estas personas viven más y tienden a ser más felices y saludables”.

Una de estas evidencias la aportó un estudio realizado en 2006 con 192 personas por científicos del Departamento de Psicología del Albion College de Michigan (Estados Unidos), en el que se demostró que la religiosidad puede generar actitudes de satisfacción vital.

Por otro lado, un estudio realizado también en 2006 por científicos del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (UPMC) reveló que el aumento de la esperanza de vida que se deriva de una actividad religiosa semanal es comparable a los beneficios que genera para la salud el ejercicio físico regular o el consumo de medicamentos para reducir el colesterol.

Inzlicht señala, sin embargo, que los ateos pueden proporcionarse el mismo efecto positivo que supone para los creyentes pensar en Dios, simplemente reflexionando sobre su propio sistema de creencias. Según el científico: “creemos que esto puede ocurrir (la reducción del estrés) con cualquier universo de sentido que proporcione una estructura y ayude a la gente a comprender su mundo”.




Fuente: Tendencias21.com
Autor: Yaiza Martínez


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