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martes, 22 de marzo de 2011

Nación obesa. Por David Alandete

Afirma un estudio publicado hoy 1 que la obesidad se halla desbocada en Estados Unidos. Ya es obeso un 36,2% de los norteamericanos. En total, 111 millones de habitantes en este país sufren sobrepeso extremo, una cifra superior a la de las poblaciones de España, Francia y Portugal combinadas. Es parte de una contradicción intrínseca de un país en que convive una obsesión por el gimnasio y por el culto al cuerpo con una gran dejadez en materia nutricional. Como en muchos otros asuntos, se trata de una gran brecha demográfica creada por clase social, ingresos y raza.

La obesidad es un mal que se ha ido abriendo camino en Estados Unidos desde los años jóvenes de esta nación. Publicaba en 1899 el diario The New York Times una nota breve titulada “La obesidad mata a una persona: John Johnson de Spring Grove, Minnesota, murió anoche de obesidad. Pesaba el día de su muerte 488 libras [221 kilos]” 2. Aquello fue hace 122 años, pero puede que fuera John Johnson un adelantado a su tiempo: según el Inspector General de Sanidad de EE UU, unas 300.000 personas mueren ahora, cada año, en este país por dolencias asociadas a la obesidad, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer o artritis.

Uno de cada tres adultos en EE UU es obeso, considerando obesos a aquellos que tienen un índice de masa corporal de 95 o más 3. [Ese índice calcula la asociación de peso y talla. En España, donde es distinto debido a la diferencia del sistema métrico, se considera que hay obesidad con un valor superior a 30]. Según el Centro para el Control de Enfermedades 4 del gobierno federal, el 63,4% de estadounidenses pesa más de lo que debería, combinando sobrepeso y obesidad. Hay dos grupos raciales que tienen una mayor incidencia de obesidad que el resto: afroamericanos e hispanos. Durante décadas la obesidad se ha ido convirtiendo en un indicador no sólo racial sino también de clase y estatus. Hasta el punto de que en 2004 el diario ‘USA Today’ se preguntaba en un reportaje: “¿Es que sólo los ricos pueden permitirse ser delgados?” 5.

Las dietas son costosas. Esta es una nación donde una hamburguesa en una cadena de comida rápida cuesta un dólar [71 céntimos de euro] y el kilo de lechuga iceberg en un supermercado vale el triple. Las comidas bajas en valor nutricional y escandalosamente altas en calorías son baratas y ubicuas. Una simple compra semanal de verduras, frutas y productos frescos para una persona, en el supermercado, puede superar cómodamente, en ciudades como Washington o Nueva York, los 100 dólares [71 euros]. Lo dicen muchos de los extranjeros que residen aquí: en EE UU es siempre más barato comer mal y fuera, que bien y en casa.

La obesidad es también un camino hacia la quiebra de América, según diversos estudios. Un reciente informe 6 de la institución de análisis Brookings de Washington analizaba los males económicos asociados a esa dolencia: los obesos cobran menos dinero por el mismo trabajo; trabajan además menos horas y afectan a la productividad de sus empresas; disparan los costes médicos de los seguros que les cubren con sus pólizas; le cuestan más a las aerolíneas por volar al mismo precio, consumen más gasolina y dañan más al medio ambiente. En consecuencia, las empresas han buscado formas de hacer a los obesos pagar por su gordura. El ejemplo más claro es el de las aerolíneas, que han comenzado a cobrar a las personas con sobrepeso extremo dos asientos en lugar de uno.

Tal ha sido la mortificación pública de los obesos que aquí ha nacido un movimiento que se hace llamar del ‘orgullo gordo’ 7. Le ayuda la facción radical del Partido Republicano, el Tea Party, que clama contra cualquier intervencionismo del Estado en la vida privada, aunque sea por motivos de salud. Sarah Palin, de hecho, criticó duramente a Michelle Obama en diciembre por haber iniciado una campaña nacional contra la obesidad infantil 8. “En lugar de decirnos lo que tenemos que hacer en cada momento, que es lo que hace el Gobierno y algunas mujeres de políticos, el Gobierno nos tiene que dejar libres”, dijo Palin en un programa de radio, mientras alimentaba a sus niños con pasteles, chocolates y patatas fritas en su programa de telerrealidad.



Fuente: "The American way of life" / blog de El País, España
Autor: David Alandete, periodista de El País, integrante del bureau en Washington, Estados Unidos.

Referencias: 1. Adult Obesity Prevalence in Canada and the United States / Margot Shields; Margaret D. Carroll, M.S.P.H.; and Cynthia L. Ogden, Ph.D. 2. Obesity Kills a Man / New York Time 3. Debió decir 25, no 95 / Índice de masa corporal 4. CDC / Centers for Disease Control and Prevention. 5. Can only the rich afford to be thin? By Nanci Hellmich, USA Today 6. The economic impact of obesity in the United States / Ross A Hammond Ruth Levine, Economic Studies Program, Brookings Institution, Washington DC, USA. Ver también "Obesidad cuesta anualmente unos 215.000 millones a la economía estadounidense" / OjoAdventista.com 7. Fat Rights8 . Ver " La Iglesia Adventista apoya la iniciativa de Michelle Obama contra la obesidad infantil" / OjoAdventista.com

Fotografía: Robyn Beck / AFP




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jueves, 16 de diciembre de 2010

La Iglesia Adventista apoya la iniciativa de Michelle Obama contra la obesidad infantil

En la Casa Blanca, el presidente del Adventismo mundial, Ted N. C. Wilson, se compromete a apoyar los objetivos del programa "Let's move"La Iglesia Adventista se unió en la víspera a unas cincuenta organizaciones comunitarias y de fe para apoyar una iniciativa nacional de Michelle Obama, la primera dama de los Estados Unidos, para luchar contra la epidemia de la obesidad infantil.

La iniciativa, "A moverse: Iglesias y comunidades" / "Let's Move! Faith and Communities", busca el compromiso de las organizaciones para promover el ejercicio, el establecimiento de jardines comunitarios que ofrezcan alimentos frescos, y otras actividades que contribuyan a la vida saludable.

Alrededor de la tercera parte de los niños de EE. UU. tienen sobrepeso o son obesos, dijo Michelle Obama a los líderes reunidos en la Casa Blanca.

"Está claro que a la hora de garantizar la salud y el bienestar de los niños, y de enfrentar la obesidad, nuestras comunidades religiosas y comunitarias tienen una función esencial que jugar", dijo Obama, y expresó que esta nueva fase de la iniciativa buscará apoyar a los programas ya existentes. "Muchos de ustedes han sido precursores de este tema por mucho tiempo...", dijo, al referirse a los ministerios de salud de las iglesias, los clubes de ejercicio y a la educación de las "escuelas sabáticas y dominicales".

La nueva iniciativa abarca cuatro objetivos para el próximo año:

Que los miembros de la comunidad y de las iglesias caminen un total de tres millones de millas (casi cinco millones de kilómetros).
Completar 500.000 Premios de la Presidencia al Estilo de Vida Activo (Presidential Active Lifestyle Awards) o establecer programas de ejercicio.
Ser sede de diez mil jardines comunitarios o feria de frutas y verduras en todo el país.
Mil nuevos sitios de alimentación en todo el país.

Varios líderes de diversas religiones expresaron apoyo a estos objetivos, incluido Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista, quien dijo que "es un tema que le llega personalmente". Wilson posee una maestría en salud pública de la Universidad de Loma Linda.

"La iniciativa concuerda con el enfoque de nuestra iglesia de servir a las personas física, mental, social y espiritualmente", dijo Wilson. "Se ha demostrado que los adventistas viven más tiempo como resultado de su estilo de vida".

"Los adventistas poseen sistemas educativos y de salud muy extendidos donde promueven la salud por medio de una nutrición equilibrada, el ejercicio, el agua pura, la luz del sol, la abstención del alcohol, el tabaco y las drogas, el aire puro, el descanso y la confianza en el poder divino.

"Promoveremos comidas equilibradas y saludables para los niños y jóvenes de nuestras instituciones educativas y escuelas bíblicas de vacaciones, programas de caminata para los jóvenes, y posible funcionamiento de los mercados de frutas y verduras locales en las propiedades de la iglesia.

"La Iglesia Adventista hará su parte para cumplir el deseo de Dios expresado en 3 Juan versículo 2 que indica que Dios quiere que disfrutemos de salud física y espiritual", dijo Wilson.

Katia Reinert, directora de Ministerios de Salud de la iglesia en Norteamérica, dijo que se animará a los miembros a que:

Caminen un millón de millas (1,6 millones de kilómetros) en diversas iniciativas de ejercicios. El departamento buscará motivar a que cien iglesias caminen diez mil millas (16.000 kilómetros) al año y que al menos diez personas por iglesia caminen 2,5 millas (cuatro kilómetros) por día.
Involucren a los jóvenes de las iglesias y las escuelas para que establezcan jardines de verduras en la comunidad, con el objetivo de que haya un jardín en cada asociación.
Animen a los jóvenes a recibir el Premio de la Presidencia al Estilo de Vida Activo; al menos un premio por escuela adventista en Norteamérica.
Establezcan programas de alimentación de verano por medio de la Escuela Bíblica de Vacaciones, campamentos de verano, e iniciativas de servicio comunitario.

"Creo que más que nunca ha llegado el tiempo para que sea oído el mensaje de sanidad y restauración de Dios", dijo Reiner más tarde en una declaración. "Esta es una oportunidad maravillosa de que nuestras iglesias e instituciones educativas participen para ejercer un impacto positivo por Cristo en nuestras comunidades a nivel nacional".

Si desea más información, recursos y un juego de herramientas sobre la iniciativa, visite www.letsmove.gov.



Fuente: ANN / Adventist News Network
Fotografía: El presidente Barack Obama firma la "Healthy, Hunger-Free Kids Act of 2010" en la Harriet Tubman Elementary School en Washington, DC, 13 de diciembre 2010.


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domingo, 5 de diciembre de 2010

La grasa como cuestión de Estado

La prohibición en EE UU de regalar juguetes con la comida rápida abre un enconado debate sobre si la obesidad es una epidemia o un problema individual ¿Tiene el Gobierno el derecho a regular lo que comen los ciudadanos para luchar contra la obesidad? En Estados Unidos se ha iniciado un debate entre aquellos que opinan que el Estado debe tratar la obesidad como una epidemia, disuadiendo como pueda a los ciudadanos de consumir alimentos altamente calóricos o excesivamente grasos, y aquellos que piensan que la gordura es una opción individual y que, el sobrepeso, como dolencia, debe ser tratado exclusivamente a nivel médico, caso a caso, sin ningún tipo de intervención de la Administración pública. La decisión de la ciudad de San Francisco de prohibir que las cadenas de comida rápida regalen juguetes con menús altamente calóricos ha reiniciado la polémica, que supera el terreno nutricional y se ha convertido en un debate sociológico y político que puede acabar con el nacimiento de un negacionismo nutricional.

San Francisco le ha declarado la guerra al Happy Meal, el colorido menú de niños de la cadena McDonald's. En él, suele venir un refresco, una ración de patatas fritas y cuatro piezas de pollo o una hamburguesa pequeña, además de un postre dulce. Desde que introdujo el menú en 1979, McDonald's ha vendido 20 millones de Happy Meal en EE UU. El precio oscila allí entre dos y tres euros. Incluye también un juguete, algo muy popular entre los pequeños. Según las tablas nutricionales de la empresa que los vende, su contenido calórico roza las 600 calorías. Hay algunas opciones, como la que incluye hamburguesa con queso, que se sitúan en las 780 calorías. Los nutricionistas coinciden, normalmente, en que un niño mayor de cuatro años debe comer unas 1.200 calorías diarias.

Durante décadas, el gran atractivo de McDonald's ha sido el hecho de que sea una mezcla entre patio de juegos y restaurante al que a los niños les gusta acudir con la familia. Para los gobernantes locales de San Francisco, sin embargo, el problema sobreviene cuando las comidas de los niños en McDonald's, Burger King, Wendy's o cualquier otro establecimiento de comida rápida son un hábito, la norma en lugar de la excepción. Teniendo en mente que el 13% de los niños de EE UU son obesos, la Junta de Supervisores de la ciudad (órgano equivalente al Ayuntamiento local) ha aprobado una ordenanza según la cual no se podrán regalar juguetes con menús que ofrezcan más de 600 calorías, tengan más de un 35% de valor nutricional procedente de grasas, contengan un 10% de grasas saturadas, supongan más de 640 miligramos de sodio o no incluyan una ración de frutas o vegetales.

La medida entrará en vigor en diciembre de 2011, y aunque el alcalde de la ciudad, Gavin Newsom, anunció que la vetará, fue aprobada en el consejo local con suficientes votos (ocho contra tres) para sortear ese veto. El supervisor de San Francisco que ha propuesto la norma, Eric Mar, tiene clara la razón: "Nuestra legislación generará un cambio en esos restaurantes que ofrecen menús que no son sanos y que se dirigen a los consumidores infantiles y juveniles, para que sirvan menús mucho más saludables con incentivos añadidos como los juguetes. Así, ayudaremos a proteger la salud pública, reduciremos el gasto sanitario y fomentaremos hábitos alimenticios sanos".

Se trata de una extendida opinión entre muchos políticos de EE UU: la obesidad es una epidemia, y como tal hay que tratarla. Así lo opina la propia Casa Blanca. Es tradición en cada presidencia que la primera dama asuma una causa social en la que centrar sus esfuerzos. Nancy Reagan lo hizo con la lucha contra la drogadicción. Laura Bush fomentó la lectura. Michelle Obama combate la obesidad infantil. Dijo en un discurso en Las Vegas, el pasado junio: "Un tercio de los niños de nuestro país sufren de sobrepeso o son obesos. Son demasiados. Muchos más que cuando yo era niña. Eso implica que estos niños sufren mayor riesgo de padecer enfermedades coronarias, diabetes o cáncer. Y creo que ese es el destino que les ofrecemos a nuestros niños. No es solo una crisis sanitaria. Es una crisis económica. Nos gastamos 150.000 millones de dólares [93.000 millones de euros] al año en tratar enfermedades relacionadas con la obesidad. No queremos ese futuro para nuestros niños o nuestro país".

En mayo, durante el debate parlamentario de la reforma sanitaria impulsada por el presidente Barack Obama, el Senado consideró una propuesta que, entre otros, ya había planteado el Gobierno de Nueva York: imponer un impuesto extra a las bebidas altamente calóricas. Muchos nutricionistas estiman que los refrescos y batidos son una fuente de calorías mucho más peligrosa que los restaurantes de comida rápida. Por ejemplo, y a pesar del debate desatado en torno a los Happy Meal, McDonald's ofrece el batido Chocolate Triple Thick que tiene 1.160 calorías, más de la mitad de las necesidades de un adulto en una jornada entera.

Ante la ofensiva gubernamental contra los excesos de la gordura, el movimiento libertario de EE UU se ha erigido en armas ideológicas. El respetado profesor de Derecho de la Universidad de Chicago Richard A. Epstein, baluarte de ese tipo de pensamiento que recela profundamente de la intervención gubernamental, se ha opuesto desde hace años a que se considere a esa dolencia como una epidemia. "Soy profundamente escéptico respecto a esos esfuerzos de luchar contra la obesidad aumentando impuestos", asegura. "Además, hay una gran cantidad de gente que consume ese tipo de refrescos sin complicación alguna y no hay razón por la que deban pagar ese impuesto".

"Y prohibir las promociones [como lo ha hecho San Francisco] tiene el problema de que los niños que quieran calorías encontrarán el modo de conseguirlas. El control paterno es un mecanismo mucho mejor cuando realmente funciona, que es algo que sucede en mayor grado en las familias de clase media alta. Normalmente es más deficiente en otros estratos. Los centros educativos y los empresarios pueden tratar de modificar los menús, pero existe un riesgo de que los niños se gasten la paga en comida que no es beneficiosa para su salud [como chucherías o bollería industrial]. Es un problema difícil, pero la solución del Gobierno no aporta muchos beneficios".

Algunos reputados expertos, como el profesor de Política Pública de la Universidad de Chicago Tomas J. Philipson y el juez Richard A. Posner, han propuesto una solución médica. Explica Philipson: "Ya se han producido innovaciones como la cirugía bariátrica, el bypass gástrico o la banda gástrica, que en la actualidad es el tratamiento más exitoso para la obesidad mórbida. Nuevos medicamentos para la obesidad pueden ocupar el espacio de mercado de 17.000 millones de dólares anuales del medicamento contra el colesterol Lipitor, que es ahora el fármaco más vendido del mundo. Hay un nuevo medicamento de la farmacéutica Vivus para perder peso, llamado Onexa, que aún debe ser aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos y que será el primero de una larga lista. Las innovaciones científicas pueden ser más exitosas a la hora de luchar contra la obesidad que los intentos de cambiar los hábitos alimentarios y de ejercicio de la gente".

Ideas como esa avanzan en la dirección de hacer al Estado redundante en la lucha contra la malnutrición, un fenómeno que no encontró una oposición seria durante la última década. Hoy día, sin embargo, con el avance del movimiento radical del Tea Party, facción extremista del Partido Republicano que pugna por una reducción de la intervención gubernamental a su mínima expresión, la insistencia de los Gobiernos en penalizar a los fabricantes y a los consumidores de comida basura se interpreta, cada vez más, como una intromisión ilegítima en la vida privada de los ciudadanos.

Se trata de una tendencia incipiente, pero con peso argumental. Algunos expertos ven la cruzada contra la obesidad como una demonización cultural, al mismo nivel que el macartismo, la caza de brujas anticomunista en el Senado de EE UU en los años cincuenta. Así opina Paul Campos, profesor de Derecho de la Universidad de Colorado. "Se trata del efecto del llamado pánico moral de ciertos sectores de la sociedad", explica. Ese término, "pánico moral", acuñado por el sociólogo Stanley Cohen en los años setenta, define la reacción exagerada de un sector social poderoso o mayoritario que percibe de forma deformada e inexacta a una minoría, demonizándola. "La gente con sobrepeso se convierte en lo que se conoce como demonios populares, los chivos expiatorios. Al experimentar ese pánico, esa reacción adversa, las élites exigen al Gobierno que neutralice a esos demonios con medidas intervencionistas".

Campos defiende esta visión con tres argumentos. Por un lado, asegura que las empresas farmacéuticas tienen interés en que el Estado trate la gordura como una crisis sanitaria, para vender más medicamentos. Además, la cultura popular norteamericana, exportada a casi todo Occidente, es más tolerante con otros desórdenes alimentarios, como la extrema delgadez. Finalmente, el consumo alimentario es el único que mantiene una relación inversa con el poder adquisitivo. Es decir, cuantos más recursos tiene una familia, mejor come. En cambio, las hamburguesas de un dólar son una comida común entre las clases bajas norteamericanas.

"No es una coincidencia que la única forma de exceso consumista que mantiene una correlación opuesta con el poder adquisitivo y el extracto social del consumidor sea contra el que claman las élites sociales", explica Campos. "No estoy diciendo que se trate de una ofensiva consciente. Pero sí que creo que es un prejuicio asociado al extracto social. Es común ver una crítica a la gordura en términos que a veces llegan a ser incluso morales, y, como decía, de demonización".

No hay duda científica de que la gordura excesiva es altamente perjudicial para la salud. Cierto es también que un 26% de los norteamericanos es obeso, porque tienen un índice de masa corporal igual o superior a 30 en el llamado índice de Quetelet. Pero ha habido campañas con las que muchos ciudadanos con sobrepeso han sufrido el escarnio público, como las iniciativas de las aerolíneas de cobrar dos asientos a las personas con considerable sobrepeso o las afirmaciones por parte de diversos políticos de que la obesidad incrementa el gasto sanitario y hace que las aseguradoras aumenten los precios de sus pólizas.

En el caso de los juguetes en los Happy Meal en San Francisco, hay padres y educadores entre los que cunde el rechazo a la idea misma de que el Estado intervenga para prohibir ningún tipo de opción alimentaria. "San Francisco ha creado su propio ministerio de la abundancia [en la novela distópica 1984 es el que raciona los alimentos y otros bienes], despojando a los padres del derecho de decidir con qué quieren alimentar a sus hijos", dice Luanne Hays, profesora en la Escuela Cristiana Ovilla de Tejas y columnista en la revista educativa Teacher Voice. "Cuando George Orwell escribió sobre control gubernamental en su novela 1984, MacDonald's aún no había inventado el Happy Meal. Orwell no se imaginaba entonces que en el siglo XXI habría un nuevo ministerio de la abundancia".

Según esa nueva visión, el Gobierno está tomando, a través de las políticas nutricionales, el camino del Gran Hermano orwelliano. Es la parte central de lo que se está convirtiendo en un debate social y político de EE UU, la duda de si la gente con sobrepeso y obesidad tiene derecho a optar a vivir de ese modo. Expertos de todo calado consideran si la suya es una opción personal o una irresponsabilidad de grupo que acaba afectando a la sociedad en conjunto y, por imitación generacional, a los niños, que copian los patrones que contemplan entre sus padres. La gran duda de fondo es si acabará naciendo un sólido movimiento de escépticos que, como sucede con el cambio climático, acabarán creando un negacionismo nutricional.


Saber las calorías que comemos ayuda a adelgazar

Nueva York, con su excepcionalismo dentro de las ciudades norteamericanas, ha sido el gran laboratorio de experimentos nutricionales en EE UU. Primero, obligó a los centros sanitarios del área metropolitana de la ciudad a informar de los niveles de hemoglobina glucosilada de la ciudadanía, para elaborar un registro municipal de diabetes. Posteriormente prohibió el uso de grasas trans. Finalmente, desde 2008 exige a las cadenas de restaurantes que tengan más de 15 establecimientos en el país, que publiquen el contenido calórico de cada alimento en lugar visible, bajo pena de multa de hasta 2.000 dólares (1.400 euros) si no lo hacen.

Según dijo entonces el consejero de Sanidad del Gobierno local neoyorquino, Thomas Frieden, la finalidad de publicar las calorías es eminentemente disuasoria: "Se podría pensar que una ensalada de atún, ya que es una ensalada, es algo muy saludable. Pero es posible que el cliente vea que esa ensalada tiene muchas más calorías que un bocadillo de carne asada. Y es posible que al consumidor le apetezca más ese bocadillo de carne asada aunque en principio fuera a comprar la ensalada de atún porque pensaba que era lo más saludable".

Tres investigadores de la Universidad de Stanford -Bryan Bollinger, Phillip Leslie y Alan Sorensen- llevaron el año pasado un estudio del impacto real de esta medida en el gran laboratorio nutricional en que se había convertido Nueva York. Su principal intención era saber si el hecho de ver las calorías junto al precio afectaba en algo el comportamiento del consumidor. Compararon los hábitos de compra de los clientes de la cadena Starbucks en Nueva York (222 tiendas) con los de Filadelfia y Boston (94 establecimientos), donde no impera la misma ley. "Descubrimos que la obligatoriedad de publicar las calorías influyó en los hábitos de los clientes de Starbucks, disminuyendo el número de calorías en un 6% (de 247 a 232 calorías) en cada compra", aseguran los autores. Solo seis de cada 100 actos de consumo se vieron alteradas por esa política.

El efecto es mayor en quienes normalmente realizaban las compras más altas en calorías en Starbucks antes de la ley que obliga a publicar las calorías (la reducción es ese caso del 26%), aseguran los autores. En general, estiman que, de media, la reducción por individuo y día es de 30 calorías. Y los dietistas recomiendan que, para perder peso, se reduzca la ingesta calórica entre 500 y 1.000 calorías por día, como estrategia para perder hasta un kilo por semana. El número de calorías que una persona adulta debe ingerir por jornada oscila entre 1.500 y 2.000.



Fuente: ElPais.com
Autor: David Alandete


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martes, 28 de septiembre de 2010

Pandemia de obesidad

El sobrepeso se duplica en gran parte de los países en desarrollo en 30 años
La OCDE, que agrupa a los países desarrollados, habla de ella como "enemigo público número uno". La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que ha alcanzado cotas de pandemia (no infecciosa) y que afecta a casi todos los países occidentales. La obesidad se ha convertido en uno de los principales problemas sanitarios de los países industrializados. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que más del 50% de la población de sus países miembros padece sobrepeso, y que uno de cada seis es obeso. Las cifras son aún mayores en Estados Unidos y México, donde uno de cada tres adultos tiene obesidad. En España hay un dato especialmente preocupante: uno de cada tres menores de entre 13 y 14 años está por encima de su peso, un dato que ha convertido a este país en el tercero de la OCDE con mayor sobrepeso infantil. Es alarmante, porque un niño gordo se convertirá, con toda probabilidad, en un adulto enfermo de obesidad.

Y de momento, nada de lo que se está haciendo parece atajar el problema. La OCDE sostiene que las políticas desarrolladas por los gobiernos para frenar la pandemia son "insuficientes". Los ministros de Sanidad de los países de esta organización analizarán el estudio a principios de octubre en París. Mientras, los expertos proponen más educación, políticas sanitarias tajantes y medidas fiscales que graven los alimentos más dañinos. Sin un paquete de medidas completo, afirman, dos de cada tres personas pueden llegar a padecer obesidad en los próximos 10 años.

Las consecuencias serían muy graves económica y socialmente. "Las personas obesas mueren entre ocho y diez años antes que las que tienen un peso normal. Además, cada 15 kilos de más aumenta el riesgo de muerte temprana un 30%", apunta el economista especializado en sanidad y director del estudio de la OCDE "La obesidad y la economía de la prevención", Franco Sassi. Esta enfermedad está muchas veces acompañada de otras evitables como la diabetes, los problemas cardiovasculares o incluso algunos tipos de cáncer. Además, apunta la OCDE, la obesidad es una enfermedad cara. Los gastos de atención médica para personas obesas son, al menos, un 25% mayores que para gente de peso normal. En España, por ejemplo, esta enfermedad representa, según el Ministerio de Sanidad, el 7% del gasto sanitario español, unos 2.500 millones de euros. Una cifra nada desdeñable.

Esta situación, que según la radiografía de la OCDE ha ido aumentando sin descanso desde los años ochenta, no tiene visos de cambiar. Es más, los expertos de la organización alertan de que, si las cosas siguen así, de aquí a 10 años la proporción de adultos con sobrepeso habrá aumentado, como mínimo, un 10% de media en todos los países.

Del informe destacan las cifras de EE UU. Sin embargo, sus porcentajes, aunque alarmantes, no sorprenden mucho a los especialistas. La obesidad en ese país lleva aumentando sin freno desde hace décadas. Saltan a la vista, por contra, los datos de España o Italia, que han hecho de su alimentación tradicional, la dieta mediterránea, su bandera. "El problema es que la dieta mediterránea ya no se sigue", apunta Roberto Sabrido, director general de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan), dependiente del Ministerio de Sanidad. "Ha cambiado nuestra manera de comer al igual que nuestra manera de vivir. Las pautas sociales y familiares", dice. Sassi comparte la opinión: "La variación se ve sobre todo en los niños. Todo ha cambiado, ya no se come en familia y los alimentos y el tiempo dedicado a la comida no es el mismo. La obesidad y el sobrepeso han aumentado a niveles sin precedentes", afirma el director del informe.

En España, el 63% de los hombres y el 45% de las mujeres tiene sobrepeso. Pero más alarmante aún es que el 33% de los niños padecen esta enfermedad. Un problema que, afirma Sabrido, va más allá de lo estético, sino que afecta gravemente a la salud. Como la OMS, habla de "pandemia no infecciosa", y alerta de que la obesidad es la segunda causa de muerte evitable, después del tabaco. "Hay que concienciar de que el chaval no está fuerte, sino obeso. En España se ha duplicado la obesidad infantojuvenil en los últimos 15 años", dice.

El entorno importa. Un niño con alguno de sus progenitores obeso tiene tres o cuatro veces más probabilidades de padecer esta enfermedad, según el estudio. Y no solo por el componente genético; la alimentación, la actitud hacia la comida y el sedentarismo también son importantes. "Vivimos en un ambiente obesogénico. No podemos cargar toda la culpa en si nos alimentamos mal. Si no nos movemos también tendremos obesidad; y los niños pasan casi tres horas al día frente al televisor o la videoconsola", dice el director de la Aesan.

Sassi también pone el acento en el problema de la obesidad infantil. Cree que nada de lo que se está haciendo es suficiente y habla de que además de firmes políticas educativas y sanitarias habría que establecer una regulación fiscal hacia los productos alimenticios que más obesidad provocan. "También hay que establecer acuerdos con la industria alimentaria", asegura.

Sabrido reconoce también que, a la vista de los datos, lo que hay es insuficiente, aunque afirma que habrá que esperar al menos un lustro para saber si los planes actuales para frenar la obesidad, sobre todo en niños, están dando resultado. Se refiere, por ejemplo, a políticas como la de eliminar los bollos y los refrescos de las máquinas expendedoras y cafeterías escolares para dificultar que los niños consuman alimentos demasiado ricos en grasas y azúcares. El director de la Aesan no se muestra, sin embargo, partidario de gravar determinados alimentos. "Pueden derivar el consumo hacia otros. Lo fundamental es la educación", dice.

El informe de la OCDE apunta otro dato. La obesidad se ceba con las personas de nivel social y educativo más bajo. Sus tasas en personas con menos poder adquisitivo es mayor. Es la pescadilla que se muerde la cola, la comida basura puede ser mucho más barata en algunos países que un tipo de alimentación más sana, rica en frutas y verduras. En España, las diferencias sociales respecto a la obesidad afectan de manera importante a las mujeres, las que tienen un nivel de educación bajo tienen una probabilidad 3,5 veces mayor de tener sobrepeso que aquellas con un nivel educativo más alto. La diferencia social es menor entre los hombres.

Peores perspectivas de empleo

Los problemas de salud van de la mano con las peores perspectivas de trabajo para muchas personas obesas, según apunta el informe de la OCDE. Los obesos (personas con un índice de masa corporal de entre 30 y 40) suelen tener peores puestos y peores sueldos que las personas con peso normal. Las empresas prefieren contratar a candidatos que no padezcan esta enfermedad en lugar de a personas obesas, afirma esta organización. "En parte debido a expectativas de menor productividad", dicen.

Esta política contribuye a incrementar las diferencias entre empleo y salario. En Estados Unidos, por ejemplo, más del 40% de las mujeres blancas con obesidad severa (IMC de entre 40 y 50) están desempleadas. El porcentaje es de solo el 30% para el total de las mujeres.


Otro dato recogido por la OCDE: los obesos ganan hasta un 18% menos que las personas que no sufren esta enfermedad. "Necesitan faltar más días al trabajo, demandan más beneficios por invalidez, y tienden a ser menos productivos en el trabajo que la gente de peso normal", dice el informe. En definitiva, esta enfermedad dificulta que las personas que la sufren lleven una vida normal.

En los países del norte de Europa, las personas que sufren esta patología tienen hasta tres veces más probabilidades de recibir pensiones de invalidez; una cifra que en un país como Estados Unidos, donde el problema ha alcanzado cotas muy preocupantes, alcanza un 76% (invalidez a corto plazo). Cuando se suman las pérdidas de producción a los costes de atención médica -esta patología lleva asociadas otras como la hipertensión o la diabetes-, la obesidad equivale a más de 1% del PIB en EE UU.



Fuente: ElPais.com
Autor: Maria R. Sahuquillo / Madrid

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martes, 14 de septiembre de 2010

Obesidad cuesta anualmente unos 215.000 millones a la economía estadounidense

La obesidad cuesta cada año a la economía estadounidense al menos 215.000 millones de dólares, entre los que se encuentran costes directos como los gastos médicos, e indirectos como los vinculados a la pérdida de productividad, según un estudio difundido este martes.

Las conclusiones del informe de 'Brookings Institution', un centro de reflexión de Washington, señalan que los costes médicos vinculados a la obesidad de los adultos exceden cada año 147.000 millones de dólares más que los adultos en buena salud. Para los niños obesos, el coste adicional es de 143.000 millones de dólares.

"Los costes médicos aumentaron notablemente en el curso de la última década y podrían continuar aumentando, posiblemente de manera importante, con la subida de la proporción de obesos entre los adultos y los niños en Estados Unidos", escriben los investigadores cuyo estudio aparece en el periódico 'Diabetes, Metabolic Syndrom and Obesity: Targets and Therapy'.

Además de estos gastos directamente vinculados, la obesidad genera costes en términos de pérdida de productividad, de absentismo, pero también relacionados con muertes prematuras de quienes lo padecen.

"Los costes totales en términos de productividad son probablemente sustanciales, alcanzando posiblemente los 66.000 millones de dólares al año en Estados Unidos", escriben Ross Hammond y Ruth Levine, de la división de los estudios económicos de 'Brookings'.

Los costes relacionados con el transporte también podrían verse afectados, por ejemplo, debido al peso de los pasajeros que utilizan líneas aéreas.

"El aumento de la masa corporal entre los estadounidenses significa más uso de carburante, y potencialmente de vehículos más grandes para transportar cada año al mismo número de personas que van al trabajo o viajan", insisten los investigadores.

"Esto induce a costes directos (en forma de un aumento del consumo de carburante) pero también a costes indirectos potenciales, en forma de emisiones suplementarias de gas y el efecto invernadero".


Ver informe: "The Economic Impact of Obesity in the United States" / The Brookings Institution




Fuente: ElMundo.es - AFP / "La obesidad le cuesta 200.000 millones de dólares a la economía de EEUU"
Fotografía: Nueva Orleans - 08 de septiembre: La primera dama de EE.UU. Michelle Obama juega en el campo como parte de la campaña de la NFL "PLAY 60" -una campaña de lucha contra la obesidad infantil- en la Escuela Primaria Brock. Obama se unió al comisionado de la NFL Roger Goodell y el ex entrenador de la NFL Tony Dungy para promover la campaña "Play 60" y apoyar también la iniciativa "Let's Move!" / Getty Images

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miércoles, 3 de febrero de 2010

Michelle Obama, contra la obesidad

La primera dama estadounidense será la imagen y la principal portavoz de la nueva campaña del Gobierno

La primera dama estadounidense, Michelle Obama, se convertirá en la imagen y principal portavoz de la nueva campaña contra la obesidad que planea poner en marcha el Gobierno estadounidense. La iniciativa incluirá una campaña informativa que ofrecerá consejos saludables a los ciudadanos, como comer más frutas y verduras, y abogará por añadir programas de educación física de alto nivel en las escuelas así como por abrir más supermercados en las comunidades de bajos ingresos.

En este sentido, Obama, quien según sus declaraciones pretende "hacer de la obesidad infantil una causa", ha ayudado a hacer visible esta semana el anteproyecto de la Inspectora General de la Salud, Regina Benjamin, acerca de lo que se puede hacer en casa, en el colegio y en el trabajo para revertir los efectos de esta "epidemia" que afecta a cerca de dos de cada tres personas en este país.

La Administración Obama está invirtiendo 465 millones de euros para la puesta en marcha de programas de prevención destinados a frenar la gordura y el consumo de tabaco. No obstante, la primera dama ha advertido que la solución a la obesidad "no puede salir sólo del Gobierno". "Todos tienen que estar dispuestos a poner su parte para poner fin a esta crisis de la salud pública", ha aseverado. "Esto no será fácil ni pasará de la noche a la mañana. Y no ocurrirá simplemente porque la primera dama lo haya convertido en su prioridad", ha dicho Obama, en una audiencia a hijos de abogados en un centro recreativo en Alexandria, en las afueras de Washington.

Estados Unidos gasta más de 100.000 millones de euros al año debido al problema de la obesidad y sus complicaciones derivadas. El coste se duplicó desde 1998 y supera al de los gastos vinculados al cáncer, según la Administración. "Cuanto menos sanos estemos como nación, más subirán los costes del cuidado de la salud y menos competitivos seremos a nivel mundial", ha señalado Obama.

En agosto del año pasado, la familia Obama protagonizó involuntariamente una campaña contra la obesidad, en concreto contra la mala alimentación en las escuelas. "Si las hijas de Obama comen sano en el colegio, ¿por qué yo no?", era el lema de la campaña, pagada por el grupo sin ánimo de lucro Comité de Médicos por una Medicina Responsable. En los carteles, que generaron una gran polémica, se veía a una niña negra.


Fuente: ElPais.com / Reuters / EP
Fotografia: Jim Young / Reuters

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viernes, 7 de agosto de 2009

"Si las hijas de Obama comen sano en el colegio, ¿por qué yo no?"

Un anuncio que pone a las hijas del presidente como ejemplo de quienes comen bien ha levantado ampollas en EEUU

Un anuncio que pide comidas más sanas en los comedores escolares y cita a las hijas del presidente de EEUU, Barack Obama, como ejemplo de quienes sí comen bien, ha levantado una polémica en ciertos círculos en EEUU.

"Si las hijas de Obama comen sano en el colegio, ¿por qué yo no?" se pregunta una niña de raza negra en los carteles publicitarios colocados desde esta semana en el metro de Washington.

De momento, la Casa Blanca no ha hecho comentario alguno sobre el anuncio.

La niña que pone cara al anuncio se llama Jasmine Messiah, tiene 8 años, es vegetariana*, vive en Florida y va a un colegio público, según el diario online Politico.com.

La campaña publicitaria está pagada por el grupo sin fines de lucro 'Comité de Médicos por una Medicina Responsable' que patrocinan un proyecto de ley en el Congreso para que haya más frutas, verduras y opciones vegetarianas o con bajo contenido de grasas en los almuerzos que ofrecen las escuelas públicas, revela el mencionado diario.

La niña del cartel, según Político, ha escrito a las hijas de Obama, Malia y Sasha, pidiéndoles que escriban al Congreso para que aprueben la ley que obligará a dar de comer mejor a los niños en todas las escuelas.

Jasmine ya ha escrito a los congresistas y, según Politico, les pide así a las hijas de Obama que la ayuden porque según dice "muchas escuelas, incluyendo la mía, no ofrecen suficientes frutas, verduras y platos vegetarianos".

Pero el director de Estudios de Gobierno en el Instituto Brookings, Darrell West, ha destacado en declaraciones a Político el riesgo que tiene utilizar a las niñas de Obama en un asunto así.

"Eso es especialmente relevante, en este caso, porque las hijas (de Obama) son muy jóvenes" y porque la Casa Blanca, desde el primer momento, ha tratado de crear un escudo protector en torno a ellas.

En opinión de West, desde luego ésta "no es la mejor forma de ganarse el corazón del Presidente".

Lo mismo opina el profesor de Comunicación de la Universidad George Washington, Steven Roberts, quien subraya que el "mejor camino para conseguir algo no es enfadar a un presidente tan popular".

En opinión de Roberts, el asunto está tan claro que "despediría al organizador de la campaña".

Las niñas de Obama van a un colegio privado y exclusivo de Washington, el mismo al que fue Chelsea, la hija de Bill y Hillary Clinton.

El presidente del comité de médicos que auspicia la campaña, Neal Barnard, ha subrayado que "en la mayoría de las escuelas los niños y las niñas no tienen alternativa a la dieta con carnes, quesos y elevadas calorías que contribuye a la obesidad infantil y los problemas de salud".

Y añade que "el Congreso debe intervenir para que todas las escuelas, no importa cuán pobres sean, provean verduras, frutas, y opciones saludables sin lácteos, y el Congreso debe dar los fondos para que esto sea factible".

De acuerdo con los Centros para Control y Prevención de Enfermedades una de cada tres personas nacidas en 2000 desarrollará diabetes en algún punto de su vida. Otros estudios han encontrado una tendencia creciente de exceso de peso y obesidad entre los niños, y un incremento sustancial del problema entre los hijos de inmigrantes.

Fuente: Público.es
* Agregado por Ojo Adventista ya que en el original de Político.com hace hincapié en ello."... Jasmine Messiah, an 8-year-old vegetarian from a Florida public school..."
Fotografía; Politico.com

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miércoles, 24 de junio de 2009

Tanta 'tele' engorda

Los niños pasan tres años de su etapa escolar ante pantallas de todo tipo - Llega la sociedad obesogénica: las comodidades que nos facilitan la vida se han vuelto nuestro mayor enemigo

Cuando un niño de un país desarrollado termina su escolarización ha estado sentado frente a una pantalla una media de tres años; de hecho, ésta es la actividad a la que más tiempo habrá dedicado por detrás del sueño (más que al colegio, teniendo en cuenta las vacaciones). Durante esos años, le habrán bombardeado con unos 10.000 anuncios de comida hipercalórica, con altas dosis de azúcares y grasas; todo un caldo de cultivo para el sobrepeso. No comer de forma equilibrada, no hacer ejercicio o que a sus padres también les sobren kilos son el resto de factores decisivos para que acabe siendo un obeso.

El aumento, durante los últimos años, del consumo de otros dispositivos electrónicos no se ha compensado con la bajada del tiempo frente a la televisión, de alrededor de 10 minutos en los últimos 15 años (en 1995 era de 160). Evidentemente 10 minutos es mucho menos de lo que los niños emplean para conectarse a Internet, jugar a las videoconsolas y manejar el teléfono móvil. El consumo de televisión está en dos horas y media y el saldo final para los niños y adolescentes españoles es de muchos más minutos sentado frente a una pantalla. El 40% de los menores, además, prefiere Internet a la televisión y, casi la mitad, los videojuegos a la pequeña pantalla (según un estudio de la Universidad de Navarra en 2006 con niños de varios centros escolares).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años advirtiendo de que la obesidad es una pandemia que tendrá graves consecuencias si no se frena pero, pese a ello, vivimos en un ambiente que cada vez más fomenta el sedentarismo y la mala alimentación, promocionada especialmente desde los medios. Las pantallas y la comida basura se convierten en un círculo vicioso para los niños. Según un estudio publicado en 2006 en la revista estadounidense Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, se asociaba cada hora de televisión con la ingesta adicional de 167 calorías. El estudio destaca la influencia de la televisión en el desequilibrio del balance energético y sus implicaciones en crecimiento del porcentaje de niños y jóvenes obesos en EE UU.

España aún no está a la altura de EE UU, pero las últimas cifras indican que nos acercamos a Reino Unido, uno de los peor parados de Europa en este sentido, con aproximadamente un tercio de sus niños con problemas de sobrepeso y obesidad. En España, el 30% de los menores de 14 años están por encima de su peso, asegura Ricardo García, jefe del servicio de endocrinología infantil del madrileño hospital La Paz, quien además afirma que, dentro de este 30%, crece la proporción de obesos frente al de niños con sobrepeso. Según la última encuesta realizada por el INE (con datos de 2006), padecía sobrepeso el 27,6% de los niños, un 11,5% más que en la anterior encuesta de 2003.

En España, la prevalencia de la obesidad ha crecido de forma exponencial en los últimos años y los médicos creen que el problema no se percibe con la gravedad que debería. Tampoco hay nada que parezca indicar un cambio de tendencia: "El problema va a peor, no hay más que mirar el estilo de vida: coche para todo, nadie usa las escaleras, los niños no van a clase andando...". Esto es lo que preocupa a Felipe Casanueva, director del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre la fisiopatología de la obesidad y nutrición (CIBERobn), organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación y del Instituto de Salud Carlos III, dedicado a investigar de forma multidisciplinar todos los aspectos de la problemática.

"Un estudio de EE UU concluyó que los niños están una media de 6,5 horas al día enganchados a un aparato electrónico, es una barbaridad", explica vehemente Casanueva. El estudio ALSPAC, realizado en la Universidad de Bristol (RU) a través del seguimiento a más de 14.000 niños desde la gestación, estableció que el riesgo relativo de padecer obesidad en los niños que veían la televisión de 4,1 a 8 horas a la semana era un tercio menor que el de los que la veían más de ocho horas. "Los padres suelen premiar a sus hijos con una televisión para su habitación, un error fatal", critica el director del CIBERobn. El ambiente no facilita las alternativas a la electrónica, que los médicos creen deberían promover los padres. El 60% de las casas españolas tienen ya más de una televisión y el porcentaje de niños que tienen móvil a los 10 años ya está en torno al 70%.

La expansión de los juegos electrónicos ha coincidido con la falta de tiempo y el aumento de los alimentos precocinados y la comida rápida. Las sociedades "obesogénicas" (abundancia de comodidades, mayor acceso a alimentos energéticos y vida sedentaria) están fomentando este crecimiento. La psicóloga experta en trastornos alimentarios, Julia Vidal, también alerta de las complicaciones que muchas veces la sociedad impone a la práctica de ejercicio, "a veces parece que el único deporte asequible es el que se hace con la Wii Fit". No es desdeñable la creciente afición a este tipo de consolas donde el usuario se ejercita mientras juega. Las ventas de Wii crecieron un 58% en 2008 respecto al año anterior.

"Las comodidades producto del desarrollo de las sociedades se han convertido en nuestros enemigos", afirma Gema Frühbeck, directora de la Sociedad Europea de Endocrinología. "Ahora toca aprovechar sus ventajas para adaptarlas a un modo de vida saludable". Frühbeck acaba de copresentar un libro (junto al doctor Gareth Williams, de la Universidad de Bristol), Obesidad: ciencia para practicar, en el que hacen hincapié en la relación directa con las horas de pantallas y en general del sedentarismo. Los niños obesos pasan, según estudios europeos a los que alude Gema Frühbeck, entre seis y 10 horas al día viendo la televisión, mientras que los demás pasan entre dos y cuatro horas. Es la pescadilla que se muerde la cola. Los problemas de relaciones que puede provocar el estar gordo, se unen a que, mientras están frente a aparatos electrónicos, también comen, normalmente comida basura.

La obesidad infantil dista mucho, como se apuntaba, de estar bien identificada por la población y aún queda un largo camino a la concienciación. Aunque Ricardo García asegura que están creciendo tanto los casos de obesidad como las consultas al endocrino, opina que "deberían haber aumentado más, ya que muchas veces no se acude cuando existe sobrepeso, y una vez alcanzada la obesidad es una enfermedad crónica muy difícil de curar". El papel de los padres es, por tanto, fundamental. En la obesidad se cumple el de tal palo, tal astilla. Una de las mayores probabilidades que puede conducir a un niño es, precisamente, que sus padres lo sean (¡Mira el niño, está gordito como su padre...!). Casanueva resalta la importancia de una buena actitud: "Los progenitores desconocen la dimensión del problema y sus actitudes negativas se reflejan en los hijos", explica el investigador, que ahonda en varios de los errores más comunes: "El hecho de comer viendo la televisión es malísimo, está demostrado que se come más porque se produce una desconcentración que inhibe la sensación de saciedad". Otro ejemplo es el tipo de comida, "los padres permiten a los niños caprichos alimenticios que están provocando un estilo de alimentación alejado del tradicional de España, sin frutas, verduras o pescados y con mucha grasa".

La pésima combinación entre comida grasienta, pantallas electrónicas y escasez de deporte tiene los resultados señalados con el agravante de que son crónicos. Más del 80% de los niños o adolescentes obesos siguen siéndolo de por vida. Esto implica una tendencia en aumento hacia una sociedad obesa. El aumento es vertiginoso y Ruiz afirma que "algunos médicos apuntan que la esperanza de vida de los niños nacidos en la década de los 2000 será más baja que la de los de décadas anteriores". Estamos, pues, ante un problema de gran envergadura para la salud pública, pero también para los sistemas económicos.

El impacto de la obesidad tiene un coste sanitario muy elevado. Las estimaciones son muy complicadas por la cantidad de patologías derivadas. No obstante, el estudio Delphy (1999) estimó (para España) en el 7% del presupuesto sanitario lo dedicado a las consecuencias directas e indirectas de la obesidad. En 2002, la RAND Corporation (una institución norteamericana sin ánimo de lucro) valoró que el coste de la obesidad era mayor al derivado del tabaquismo o el alcoholismo en EE UU.

La tendencia de los expertos (a la luz de las estadísticas) es muy pesimista. Para Casanueva, pasa únicamente por una completa estrategia política en todos los ámbitos. "Los políticos tienen que percibir la gravedad del problema; en España, a diferencia de otros países, la obesidad no aparece en los programas políticos". El director del CIBERobn habla de regulaciones, como la de prohibir la venta de bebidas y alimentos hipercalóricos en los colegios e institutos, introducir información sobre nutrición y riesgos en los programas educativos u obligar a los restaurantes a publicar las calorías que llevan sus menús. "Es necesaria una mayor concienciación que sólo se consigue por esta vía", señala el especialista. "Debería haber un movimiento de las autoridades para promover ciudades sanas, ahora está claro que no es una prioridad".

Los estudios indican que las políticas pueden ser muy útiles para combatir el sobrepeso. En un reciente informe aparecido en febrero en la revista Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine sobre un conjunto de niños en Holanda y Australia, determinaba que la eliminación total de publicidad de comida basura supondría una caída en los porcentajes de obesidad infantil de en torno a un 2,5%. En las conclusiones del informe se afirma que la limitación de este tipo de anuncios contribuiría en gran medida al gran esfuerzo necesario para mejorar las dietas infantiles.

El reto es tratar de combatir la epidemia, "con unas perspectivas poco halagüeñas trataremos de dar pasos a nivel global", explica Casanueva, "como los de algunos países escandinavos, que han conseguido estabilizar la prevalencia gracias a medidas como la prohibición de vender productos hipercalóricos en los colegios, prohibir anuncios de ese tipo en horario infantil o incluir programas de educación nutricional en los colegios". Las propuestas políticas concretas, no obstante, deberán llegar tras los recursos: "De momento tenemos que conseguir que los Gobiernos se conciencien y se inviertan las cantidades necesarias", concluye.

A pesar de todo, y más tratándose de menores, no hay que dejar de lado la prudencia. Los adolescentes son un grupo muy vulnerable y es necesario acotar bien las situaciones para evitar que se pase de un extremo a otro, como la anorexia o la bulimia. "No debe transmitírseles la idea de una sociedad de gordos y flacos, donde la importancia de la imagen es excesiva", dice Gaitán. "Los padres y los educadores tienen que sentarse con los niños y enseñarles a comer. Tienen que explicarles a partir de dónde empieza el sobrepeso y prevenir que se obsesionen", afirma Ruiz.

Frühbeck habla también de la "estigmatización de la persona obesa, hay que evitar mensajes de persecución hacia los niños que padecen esta enfermedad, transmitirles apoyo, de forma gradual, no tiránica"; la presidenta de la Sociedad Europea para el Estudio de la Obesidad afirma que la única solución es la educación y las políticas de concienciación. "Los niños necesitan aprender los hábitos alimenticios en el colegio, si no no vamos a conseguir nada".- Dieta saludable. El Ministerio de Sanidad y Política Social tiene implantada la estrategia NAOS, bajo el lema ¡come sano y muévete! establece una serie de alimentos que deben ser la base de la dieta: las frutas, verduras y hortalizas, cereales, productos lácteos, pan y aceite de oliva deben consumirse a diario. También el arroz y la pasta pueden alternarse. Tanto las proteínas como las grasas y los azúcares deben comerse con moderación. Hay que aprovechar la base de la que es la dieta tradicional española, los productos mediterráneos.

- Ejercicio físico. Existen muchas posibilidades para mantenerse en forma. Caminar al colegio o subir las escaleras constituyen ya maneras de evitar caer en una vida sedentaria.

- Eliminar horas frente a las pantallas. Los diferentes estudios demuestran la correspondencia que existe entre las horas que los niños pasan con la televisión, el ordenador o las videoconsolas y su sobrepeso. Es necesario moderarlas y ofrecer alternativas para que se ocupe el tiempo de ocio.

- Equilibrio. Debe tenerse en cuenta que hay que llevar un equilibrio entre la cantidad de energía que se ingiere y lo que se quema mediante la actividad diaria.


Fuente: El País.com
Autor: Cristina Castro Carbón

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martes, 24 de febrero de 2009

Los casos de cáncer en todo el mundo se doblarán en 40 años por la obesidad

  • Aproximadamente siete millones de personas mueren cada año.
  • "Es catastrófico", señala Michael Marmot, profesor de epidemiología y salud pública del University College de Londres.
  • El experto británico reconoce que la actual recesión económica agrava los problemas relacionados con la enfermedad.
Los casos de cáncer en todo el mundo se doblarán en los próximos cuarenta años debido sobre todo a la epidemia de obesidad que afecta tanto a los países industrializados como a los emergentes, advierte un experto británico.

Aproximadamente siete millones de personas mueren cada año en el mundo de esta enfermedad, según calcula el Fondo de Investigaciones sobre el Cáncer Mundial, que cree que esa cifra puede ascender a 16 millones para el año 2020.

"Es enorme. Es catastrófico", señala Michael Marmot, profesor de epidemiología y salud pública del University College de Londres, autor de un informe sobre la creciente incidencia de la enfermedad, y citado hoy por el dominical The Observer.

Marmot cree que el cáncer requiere una intervención urgente a escala global, al igual que otro gravísimo problema como es el calentamiento del planeta. "Muchas de las muertes por cáncer son evitables o podrían retrasarse".

"Es necesario tomar medidas cuanto antes", afirma. Marmot ha encabezado un grupo de veintitrés expertos de todo el mundo que han llevado a cabo el mayor estudio emprendido nunca sobre la relación entre esa enfermedad y el estilo de vida de los individuos.

El experto británico reconoce que la actual recesión económica agrava los problemas ya que cada vez más gente está recurriendo a la comida basura, como señalan las últimas cifras de ventas de ese sector. Según el profesor británico, la epidemia de obesidad se debe a causas socioeconómicas y hay que combatirla con soluciones tanto sociales como económicas.

"Estamos preocupados en este país, pero es algo que afecta también a Egipto, a México, a Brasil, a los países de renta media. En Egipto dos tercios de las mujeres son obesas", explica Marmot. Y añade: "México soporta niveles aterradores de obesidad entre sus niños de las clases medias... han pasado directamente de las fajitas a la comida rápida".

Funte: 20minutos.es

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sábado, 6 de octubre de 2007

APARTA A TU BEBÉ DEL TELEVISOR

Permitir que los bebés menores de 3 años vean la televisión puede disminuir su desarrollo social y lingüístico, y también ponerlos en riesgo de problemas de salud, tales como el autismo, síndrome de déficit de atención y obesidad.

Antes de cumplir 3 años, el cerebro infantil se desarrolla y moldea con gran velocidad en respuesta a los estímulos externos. Exponer a los bebés a imágenes en movimiento rápido durante períodos de tiempo prolongado, puede inhibir su capacidad de mantener la atención, y retardar el desarrollo de sus habilidades de socialización.

Las investigaciones sugieren que la television puede producir patrones de sueño irregulares, en niños pequeños y también en los mayorcitos, y disminuir su tasa metabólica en reposo, lo que contribuye a explicar varios problemas de salud, como la obesidad.

Por lo menos un estudio sugiere que la exposición a la TV a temprana edad puede desencadenar autismo.

Fuente: Noticias24.com

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miércoles, 5 de septiembre de 2007

AVISOS DE TV MUY 'GORDOS'

La mayoría de los avisos en televisión para los niños son de comida rica en azúcar y sal según un estudio publicado por Investigadores de Estado Unidos.

Los niños estadounidenses son bombardeados por avisos televisivos de comida rica en grasa, azúcar y sal, mostró un estudio divulgado el martes.

Investigadores de la Universidad de Chicago observaron casi 100.000 anuncios de 30 segundos de productos alimenticios, desde cereales, refrigerios, dulces y bebidas, que fueron emitidos en la televisión durante programas vistos por menores, de dos a 17 años.

El estudio mostró que el 97,8% de los avisos de comida vistos por los niños de dos a 11 años mostraban alimentos ricos en grasa, azúcar y sodio.

En el caso del grupo mayor, de 12 a 17 años, el porcentaje es ligeramente menor, con casi 90% de la publicidad promoviendo comida de baja calidad nutricional.

Casi la mitad de los avisos dirigidos a ambos grupos fueron de productos con alto contenido de azúcar.

Y casi todos los anuncios de cereales para el desayuno dirigidos a pre-adolescentes se referían a productos con mucho azúcar.

El estudio fue realizado debido a las altas tasas de obesidad infantil y adolescente en Estados Unidos, explicaron los autores.

La obesidad infantil se triplicó en Estados Unidos entre 1978 y 2004, mostró un estudio publicado el mes pasado.

"Los niños de hoy son probablemente la primera generación que vivirá vidas más cortas y menos saludables que sus padres. Aproximadamente 25 millones de niños ya son obesos o tienen sobrepeso", indicó el organismo Trust for America's Health (TFAH) que desde hace cuatro años realiza este balance, titulado "F as in Fat" (que quiere decir a la vez "G como en Grasa" y "G como en Gordo").

Fuente: Observa.com.uy / AFP

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